viernes, marzo 30, 2018

HABLANDO DE INNOVACIÓN EDUCATIVO (que yo tampoco sé lo que es...)

Yo lo sé, parce que les tengo casi olvidados.
Pero es que esto es un sinvivir. Y especialmente es un sincobrar...
Bueno, que el sábado...
TACHÁN...



viernes, marzo 16, 2018

ESCRITO DEL CLAUSTRO DE PROFESORES DEL IES EL ESPINILLO CONTRA LA IMPLATACIÓN DELPROGRAMA RAÍCES

Ustedes no lo saben, pero yo se lo explico. La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha implantado a mitad de curso y en plenas evaluaciones del 2º trimestre un nuevo programa informático, si es que le puede llamar así a eso, 
informáticamente obsoleto 
educativamente nulo 
utilitariamente inútil.
Y como en el IES El Espinillo somos así, pues un grupo de profesores hemos decidido hacer un escrito para el Claustro. Porque, no queremos que aquellos que destruyen la Educación Pública nos puedan acusar de silencio cómplice.
Este es el texto:

En relación a la caótica situación generada por la implantación a mitad de curso, y a menos de una semana de la 2° Evaluación del programa RAÍCES, Ios profesores del lES El Espinillo queremos señalar:
1.- Que no entendemos cómo un programa informático nuevo y que implica profundos cambios  puede instaurarse a mitad de curso y cuando queda menos de una semana para un acto tan importante y complicado, tanto pedagógica como administrativamente, como es una evaluación.
2. - Que esta precipitada e inconveniente implantación ha creado toda una serie de problemas -desde el bloqueo de cuentas hasta la desaparición de alumnos o grupos  en la inmensidad del espacio cibernético- que han perjudicado notablemente el desarrollo del análisis docente que, recordemos, es la finalidad real de una evaluación, y no probar programas informáticos.
3.- Que el programa RAÍCES resulta incómodo de manejar, con demasiados pasos innecesarios para la realización de cualquier tarea, sin recursos básicos para el docente y antintuitivo. Además, consideramos que no solo no mejora el programa anterior sino que lo empeora.
4.- Que  criticamos que la aplicación de los medios informáticos, en vez de liberarnos del trabajo meramente administrativo, nos conduzca a una cada vez mayor burocratización y pérdida de tiempo, limitando con ello nuestra dedicación a lo fundamental y perjudicando nuestra labor docente.
Por todo ello, los profesores del IES El Espinillo debemos mostrar nuestra protesta ante la pésima gestión en la implantación del programa RAÍCES. Y por ello, y como profesionales de un servicio esencial en una sociedad democrática, queremos hacer pública nuestra disconformidad con esta forma de actuar de la Consejería de Educación que, consideramos, solo perjudica a  nuestra función docente y con ello a la Escuela Pública. 

domingo, marzo 04, 2018

8M: HUELGA FEMINISTA E INTERÉS OLIGARCA


La convocatoria de la huelga autodenominada feminista del próximo día 8 merece ser analizada -nota: lo sé, soy un líder de opinión-. Evidentemente, las mujeres están en desventaja social con los hombres partiendo de las mismas condiciones. Por ello, sin duda, este es un problema que hay que resolver y solo podemos mostrar nuestro apoyo a esa lucha. Pero, la huelga feminista tiene algo más y mucho más.

En primer lugar hay que analizar la propia forma de la protesta. Una huelga es una forma de protestar determinada. Por ello, no se hace huelga por cualquier reivindicación, por más justa que sea, sino que solo se hace huelga cuando así se puede resolver el conflicto. Además, la huelga tiene un factor muy concreto que es su relación con lo laboral. El problema en este sentido de la huelga autodenominada feminista es que no se conoce ninguna reivindicación concreta sobre la misma, pues si uno lee su manifiesto se encuentra que transita entre la lucha contra la violencia de género hasta la crítica al Capitalismo o el apoyo a la soberanía alimentaria de los pueblos –-nota: qué es verdad, lean, lean-. Así, la huelga del día 8 es tan general que resulta imposible que, como tal huelga, sea efectiva pues para conseguir el éxito tendría que ocurrir prácticamente la segunda venida de nuestro señor Jesucristo a la tierra instaurando un mundo de paz, concordia y cosas chachis y guais. Pero, como veremos al final, ese manifiesto tan generalista tiene un sentido.

Sin embargo, este aspecto no es el más relevante. Existe de hecho algo mucho más interesante, y peligroso, como es  que se nos haya pedido a los hombres que no hagamos la huelga. Y esto es realmente el auténtico drama que subyace a todo el movimiento feminista de estas características y a la disolución actual de la propia izquierda como política general: la izquierda se ha transformado en una   política de identidades.

De lo que se trata con esta nueva política identitaria  es de la creación de una serie de identidades cerradas sobre sí misma -que pueden ser los homosexuales, las minorías raciales, las minorías étnicas o las propias mujeres, por ejemplo- que sin constituirse con ninguna característica socioeconómica concreta, pues habrá mujeres u homosexuales de clase alta o baja, no busca ya la universalización del discurso de la igualdad sino precisamente servir a un colectivo clausurado que pretende conquistar sus pretensiones, legítimas o no, particulares. Se trata, en realidad, de que determinados grupos sociales, que pueden ser muy amplios pero cuya definición está precisamente en su identidad cerrada pues solo se puede pertenecer a ella por categorías existenciales, toman el protagonismo político de la izquierda general fagocitando su discurso y pasándolo de universal a local. Así, la izquierda se va progresivamente haciendo particularista en sus reclamaciones, lo que sin duda debe ser una parte de la política pero no toda. La izquierda se convierte así en lobby de determinados grupos y una consecuencia es que pierda a la clase trabajadora que se traslada a la extrema derecha que mantiene aún un discurso general (para saber más aquí uno y dos).

Y esto ocurre igual en la huelga autodenominada feminista. Los hombres no hemos sido invitados a participar en ella por nuestra condición de hombres, de la que no nos podemos librar salvo accidente grave -nota: y que quede claro que los que somos tíos muy hombres, viriles y machos alfa tampoco queremos-, con lo cual la idea que subyace es que existe una diferencia radical e insuperable entre hombres y mujeres. Así, la identidad del colectivo se convierte en frontera: tú no eres de los nuestros. Y el antagonismo y la identidad, y no la universalidad, se convierten en el modelo político, siendo muy interesante al compararlo con la vieja idea de igualdad política izquierdista. Durante doscientos años se luchó por la universalidad de derechos para toda la humanidad: el género humano es la Internacional, decía la copla. Pero frente a esta universalidad, la huelga autodenominada feminista no pretende la liberación universal sino la de las mujeres por considerarlas víctimas exclusivas del patriarcado que beneficia a todos los hombres.

Y ya salió el patriarcado, que es otro error pues sitúa la causa del problema que sufren las mujeres en un mito histórico no real.

Sí bien ya hemos hablado extensamente del patriarcado como mito (uno, dos y tres), debemos hacer un pequeño resumen. Nuestra idea es que el patriarcado no es la causa de la situación histórica  de desigualdad general de la mujer sino una consecuencia. La causa es que todos los sistemas anteriores al Nuevo Capitalismo se basaban en la explotación del trabajo y, por ello, la diferencia física en su desarrollo entre hombres y mujeres fue clave para la postergación femenina: se explotaba más a los hombres y por ello eran más relevantes socialmente. De hecho, tal y como señalábamos en nuestra serie reseñada, si el patriarcado hubiera sido la causa última de la explotación no hubiera habido mujeres por encima en ningún caso de los hombres, cosa que ha ocurrido en la historia y que sigue ocurriendo, demostrando que la estratificación social es prioritaria sobre la sexual.

Pero, no acaba aquí todo y, en cuarto lugar, llevando esta errónea interpretación del patriarcado hasta extremos ridículos, pero satisfactorios para sus intereses, el manifiesto nos desvela que la huelga autodenominada feminista del día 8, en realidad no es tanto feminista como anticapitalista  -nota: con lo que se infiere que como no nos dejan participar a los hombres ser capitalista debe ser cuestión de pene-.

Otro error. Resulta evidente, y se puede demostrar con todo tipo de datos, que nunca ha habido mayor igualdad entre hombres y mujeres que con el desarrollo del Capitalismo. Y, por supuesto, hay que explicar que esta igualación no se produce porque el Capitalismo sea un sistema que busque la igualdad social, sino porque el Nuevo Capitalismo, explicamos en los artículos referenciados, al negar que toda la producción sea exclusivamente trabajo, y situarla también en el consumo, convierte a los individuos en mercancías abstractas. Así, el trabajo productivo físico ha sido relegado en su mayoría a las máquinas igualando como mercancías a hombres y mujeres y logrando una equivalencia en la explotación de ambos y, por ello, una igualación social.

Pero, esto que acabamos de contar como teoría tiene una matización. Pues si bien el Capitalismo permite desarrollar una equiparación en la explotación hombre y mujer, sin embargo esta no se traslada socialmente por el problema de la conciliación de la vida familiar con la vida laboral.

Efectivamente, el problema que se está planteando en la actualidad, y qué es un problema que viven más las clases bajas que las altas, con lo cual su causa fundamental no es solo ser hombre o mujer sino social, es la conciliación de la vida familiar con el desarrollo de la vida laboral y profesional. Lo que hay en realidad no es una brecha salarial sino laboral pues esta imposibilidad de conciliación familiar, ya que las mujeres asumen socialmente al cuidar de hijos y ancianos, hace que las mujeres no puedan acceder a los puestos cualificados en igualdad de condiciones con los hombres.

Pero, resulta muy interesante que en todo el manifiesto feminista, sin embargo, no aparezca una palabra que nos imaginamos es clave para muchas mujeres como maternidad –-nota: ni madre-, sino que se sustituya por un eufemismo cuando menos ridículo: las que reproducen la vida -nota: cursi y que indica el escaso conocimiento biológico de las autoras y los autoros-. El auténtico drama de las mujeres en la sociedad capitalista actual, y en concreto en España, es precisamente, junto con el cuidado familiar a los ancianos y dependientes, pretender ser madre, es decir desarrollar libremente una cualidad determinada de ser mujer, y que por cierto no es tampoco obligatoria, y al tiempo desarrollar una carrera profesional sin ningún tipo de traba. Y el problema es también que este hecho no es solo un conflicto femenino, sino que es un problema de igualdad social y político para toda la sociedad y por lo tanto universal.

De esta forma, la huelga bien podría haberse realizado con la presentación de una ley de conciliación laboral y profesional auténticamente progresista e invitarnos a todos, hombres y mujeres, a apoyarla. Pero se ha preferido un manifiesto absolutamente genérico y que trata temas de todo pelo por algún motivo y es la última parte que vamos a desarrollar en este artículo.

¿Por qué no se ha hecho la huelga sobre la base de un manifiesto y un texto legislativo concretos? ¿Por qué sobre un manifiesto generalista y pseudorevolucionario?

Se está desarrollando una clara lucha de poder en la oligarquía que sí tiene un contenido claramente sexual. Esta lucha de poder en la oligarquía, por lo que se pone tanto énfasis por ejemplo en la brecha salarial y no en la brecha laboral, o en el techo de cristal y no en el derecho a la maternidad, es el intento de repartirse la condición oligarca al 50% entre los hombres y las mujeres de ese grupo social. La oligarquía está en plena batalla del reparto de poder por la globalización y está surgiendo con ello una serie de movimientos sociales que en realidad sólo son una consecuencia ideológica de dicho conflicto. Entre estos está, por supuesto, el propio feminismo que nosotros hemos llamado de élite, que no es todo el feminismo pero sí el más visible socialmente. Se trata de un feminismo que olvida todas las reivindicaciones de las clases baja y media para centrarse en la de sectores minoritarios y con fuerte poder social, situándolos falsamente como modelos de lucha femenina universal. Es la conquista de la identidad de un pequeño colectivo que lucha por su privilegio social y presenta dicha lucha como de la mujer. Un colectivo que cuando habla de la visualización de la mujer quiere decir su propia presencia mediática buscando aumentar su cuota de poder social.   

En definitiva, la huelga del día 8 no es más que una exaltación de este colectivo que busca un nuevo reparto del control social.  Por eso, los problemas reales de las mujeres que forman la mayoría social, que son fundamentalmente la cualificación laboral y poder conciliar vida profesional y familiar, no ocupan un lugar relevante en el manifiesto.

Por supuesto, sería ingenuo y profundamente equivocado creer que en una misma situación social un niño y una niña nacen con igualdad de condiciones actualmente.
Por supuesto, sería muy erróneo pensar que las mujeres no sufren una discriminación que afecta al desarrollo libre, todo lo libre que se pueda ser en el Capitalismo, de su vida.
Por supuesto, sería profundamente erróneo creer que esta lucha sólo pertenece a las mujeres.
Pero también sería especialmente ingenuo creer que el secuestro por parte de una determinada oligarquía de los movimientos de igualdad social y el proceso de identidades cerradas que se está generando en la política autodenominada progresista puede llevar adelante una lucha realmente efectiva por una sociedad con más derechos.

Y un último colofón. En un instituto la profesora rebelde se levantó y dijo con voz orgullosa: yo no pienso hacer que los alumnos lean un texto de Aristóteles porque era un machista. Y se volvió a sentar para demostrar que los alumnos
y el instituto
y el país
y el mundo
sólo deben leer lo que ELLA quiera: política de identidad liberadora, sin duda.