jueves, diciembre 15, 2011

LO INJUSTO

El auténtico problema político de base de la democracia española no es la transición o los mercados, sino la partitocracia en que ha degenerado y el consiguiente auge de una oligarquía política que se cree, tal vez fácticamente con razón, por encima de la ley.

Hasta ahora, la ley del congreso para conseguir grupo propio había sido saltada a la torera -para esto la españolidad nunca ha sido discutida- sin mayor problema: había sido un cachondeo. Y lo fue porque la oligarquía lógicamente comparte que en el reparto de prebendas sobre la base de los impuestos debe haber generosidad: ellos reciben y no pagan. Sin embargo, ahora y con la llegada de Amaiur, que es proetarra sin duda, de pronto la misma oligarquía ha tomado una posición presuntamente moral: ahora el reglamento, que antes fue saltado a la torera en esa españolidad que define nuestra idiosincrasia, debe cumplirse a rajatabla.
Todo es demasiado falso.

Y lo es para todos. Primero, para los proetarras que, sin reconocer el estado de derecho y alabando a los asesinos de sus garantes, pretenden que los defiendan. Segundo, para el resto de los grupos parlamentarios, y en concreto la alegre oligarquía del PP, que hasta ahora no ha dudado en regalar dinero público a sus compañeros oligarcas, ¿por qué será? pero a los que de pronto les entran escrúpulos (in)morales. Porque si esos escrúpulos morales fueran ciertos hace tiempo hubieran aparecidos.

El otro día, un canal de cine clásico emitió durante 24 horas Casablanca. Hay en ella otra escena, porque todas lo son, imprescindible. En ella, el policía Renault ordena cerrar el local de Rick al grito airado de ¡Qué escándalo, qué escándalo!, he descubierto que aquí se juega. De pronto, también nuestros congresistas, y especialmente los del PP, lo han descubierto en el Congreso. Eso sí, mientras introducen en su chaqueta de agentes del orden el fajo de billetes ganados antes.

No hay comentarios: