miércoles, marzo 30, 2011

VIDA INTERIOR/75:(no conseguir ser) RADICAL

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

1.- Recientemente, D. Ricardo Royo-Villanova publicaba un artículo titulado –perdonen ustedes la grosería-: ¡Me cago en Dios! (Y en la Virgen María). El artículo va ya por los 292 comentarios.

2.- Hasta 200 personas se reunieron recientemente en una sala de la universidad conmplutense en un acto en solidaridad con unos individuos maleducados que enseñaron su ropa interior en una capilla. Y en dicho acto una estudiante, es bueno que aún lo sea para poder aprender, que responde según la noticia al nombre de Rita –nota: el periodista es muy maleducado-, dijo muy seria: Nos detienen porque somos de izquierdas, radicales y masivos. Nunca un sujetador quiso argumentar tanto.

3.- A D. Leo Bassi un juez de Valladolid, no es un chiste fácil, le puede juzgar por delitos contra los sentimientos religiosos. Obsérvese que si uno hace chistes sobre disminuidos físicos o psíquicos no pasa nada –cosa que por cierto me parece bien que ocurra legalmente y acaban de estrenar Torrente 4- pero si lo hace sobre entes espirituales puede ser juzgado. Por cierto, nuestra solidaridad a D. Leo Bassi –a quien nunca iremos a ver porque nos parece un humor ñoño-.

4.- El tribunal supremo –y eso es supremo- ha señalado en reciente sentencia que usted se puede dar de baja de donde sea, pero no de la iglesia católica. Ojo con echar al niño agua por la cabeza depende dónde y a lo loco.

5.-D. Juan Pablo II dijo en su encíclica Dominum et vivificatem que el materialismo y especialmente el marxismo iban contra el Espíritu Santo.
D. Jesús de Nazareth dice en el evangelio de D. Marcos -3,29- que el pecado contra el Espíritu Santo nunca será perdonado.
Teniendo en cuenta que soy marxista y materialista –malvado, sí- me considero sin perdón. No sé si apostasiar o no. Tampoco me importa, porque soy consciente de que sigo en cosas de las que nunca me di de baja, -entre otras una empresa telefónica, creo-. Y el vínculo religioso es como un contrato de telefonía.

y 6.- Decía Marx, ¿estará en el infierno?, que ser radical es tomar las cosas desde su raíz. Voy a comparme unos calzoncillos bonitos o voy a ensayar a decir palabrotas para poder ser radical y de izquierdas de verdad y no esta pantomima que represento.


lunes, marzo 28, 2011

IRSE (de CCOO)

La fidelidad a las instituciones es una forma elegante de llamar al borreguismo. Los dirigentes pueden hacer aquello que consideren oportuno pero los militantes –palabra perfecta- deben ser fieles a la institución. Yo nunca fui militante de CCOO porque siempre me consideré usuario. Me afilié a un sindicato para defender mis intereses: era por mi interés. Y lo hice a uno autodenominado de clase porque pienso que mis derechos como trabajador no pueden acabar en privilegios frente a otros. Recuerdo, además, que pagaba por ello. Por supuesto, esto no quiere decir que dicha organización tuviera que hacer lo que yo pedía, pero, por supuesto, tampoco quiere decir que yo tuviera que obedecerla. ¿Fidelidad a una institución?

Puede ser que el partido tenga cien ojos, según Brecht, y que vean más que dos: puede ser que eso le pase también al ojo compuesto de la mosca a pesar de la comida que suele elegir. Pero lo que es seguro es que no voy a pagar más a quien defiende que yo, y usted, debemos trabajar más años para cobrar menos.

Espere: según la institución, yo no. Porque al tiempo que el sindicato de clase firmaba los 67 años para todos, defendía los 60 para los profesores en otro sitio. Alguna diferencia, es lo bueno de tantos ojos, deberíamos tener en el sindicato de clase con las señoras de la limpieza. De hecho, cuando anuncié que me iba alguien me lo recordó.

En clase suelo criticar una estúpida camiseta que pone: “A veces ángel, a veces demonio. Pero siempre yo”. Resulta fácil ser siempre yo, resulta difícil –salvo enfermedad mental- no serlo. Resulta difícil, por comodidad, pasar del nosotros al ellos. Pero también, y hay que tener cuidado, uno puede pensar que ya solo queda él y que el plural no existe. Sigue existiendo, pero en otra parte o tal vez solo como ideal.

jueves, marzo 24, 2011

UNA RECOMENDACIÓN

Yo no soy mucho de recomendar cosas, pero creo que merece la pena leer la saga que D. Imperialista ha escrito en su blog sobre la angustia del candidato a candidato. Breve, concisa y altamente interesante.

martes, marzo 22, 2011

LO DE LIBIA (y algo, o tal vez no, más)

1.- En el tema de Libia hay tres hechos importantes. Uno, la propia intervención en sí. Dos, si hay derecho a que países extranjeros intervengan en asusntos propios de otro país –vaya, por eso son países extranjeros-. Y tres, y tema fundamental, la postura general que la izquierda debería tomar sobre este asusnto de la intervención extranjera en otros países.

2.- ¿Está legitimada la intervención en Libia? No. ¿Debe apoyarse? Sí.

3.- Vaya la contradicción. Pero no vivimos falsamente en el reino de los cielos. La intervención en Libia no es sino un ejemplo de hipocresía. Y, por cierto, no solo de hipocresía occidental sino universal pues incluye a China, Rusia, los países africanos y cualquier otro país. Todos sabemos que lo que pasa en Libia ocurre igualmente mil kilómetros más al sur, y ocurre allí cada día, y nadie interviene ni se le espera. O pasa más al este y tampoco –bueno, invade Arabia Saudí para apoyar la dictadura de turno-. Es decir, todos sabemos que el revuelo es por ser Libia y que occidente aprovecha la situación para echar a Gadaffi no por ser un dictador sino por no ser un tirano confiable.

4.- ¿Y no habría entonces que estar en contra? Pensemos en los libios. Desde luego, si yo fuera libio me sentiría más seguro viendo como un avión occidental me sobrevuela que uno de Gadaffi. Los libios son, curiosamente, como nosotros y, esto no es curioso, quieren vivir como nosotros. Si les diéramos a elegir entre ser libios o franceses o españoles o italianos sin duda querrían ser occidentales. Es gente, sin duda, poco aferrada a su miseria.

5.- ¿Y no es esto una repugnante idea colonialista? Al contrario. El colonialismo presuntamente acabó, pero persevera de la forma más barata y cómoda para la metrópoli. La oligarquía occidental –nota: no es lo mismo el capitalismo que la oligarquía- sigue explotando los recursos naturales de los países excoloniales pero ahora de una forma aún más barata: sin responsabilidad política y sin gasto social en dichos países. Es decir, los movimientos independentista fueron un chollo –unas veces por su propio desarrollo interno y otras por la injerencia de las (ex)potencias coloniales- para la metrópoli. Iniciaron el camino de eso que ahora se conoce como deslocalización empresarial.

6.- ¿Deslocalización? Sí, las potencias (ex)coloniales siguieron dominando los recursos pero ya sin la necesidad de preocuparse por cubrir el expediente del cuidado de la población. Económicamente rentable, políticamente brillante. Y sería curioso constatar la situación de la población antes y después de la colonización: el color de la piel del patrón no es un avance. Al menos para quienes no creemos en patrias.

7.- Y ante esto, ¿qué debería hacer una izquierda real? Pues precisamente exigir que la injerencia sea absoluta y que cualquier país que no cumpla con los requisitos de una democracia occidental pueda y deba serle impuesta ésta.

8.- Dios mío, claman los progresistas mientras vistes sus chilabas en sus acomodados cuartos con calefacción y se conectan a internet para revisar su cuenta bancaria. Eso nunca podremos admitirlo, mascullan al entrar en facebook. Con lo intercultural que soy yo que hasta mi asistenta es marroquí, razonan. ¿No es eso etnocentrismo?

9.- No, eso es izquierda. La izquierda en sus orígenes parte de unos fundamentos elementales –pero no simples-. Y entre ellos prima la igualdad y la libertad. Por eso, la izquierda defiende los derechos universales de la persona y no relativos a la tradición inculta o al analfabetismo. Las tradiciones son basura, y esto debe entenderse textualmente, frente a la cultura como creación del sujeto emancipado. No vale todo en la izquierda, solo vale una cosa: la cultura como complejidad.

10.- Pero que nadie caiga en la ingenuidad. No se trata de que la izquierda exija la occidentalización del mundo –entendámonos así- porque esto sea la panacea, sino porque es una cura de urgencia. Nadie cree que la expansión de la sociedad occidental traiga la emancipación ilustrada sino la supervivencia individual de cada uno de los individuos que habitan esas regiones. Y ello por algo: su conversión en mercancías.

11.- El avance del nuevo capitalismo es imparable y ante él solo caben dos opciones. O los seres humanos son mercancías, como en occidente, o son prescindibles, y por eso mueren sin importancia alguna como en otros lugares. Curiosamente, es justo reconocerlo, el cambio histórico es la oportunidad de ser mercancías porque los seres humanos siempre han muerto sin importancia alguna. Por eso la izquierda, en un primer paso y siendo realista, debe exigir, paradójicamente, que la humanidad toda se convierta en mercancia, como usted y yo somos. Ese ser mercancía, dejémonos de chorradas, es la garantía de que nuestra vida valga lo suficiente para que sea protegida. Y por eso, la izquierda debe defender que exista el derecho, y la obligación, de extender la democracia de forma armada. Pero no solo a Libia sino a todos a los países.

12.-¿Pero entonces la gente es mercancía? Sí en el desarrollo del Capitalismo –y esa es la novedad frente a cualquier otro sistema económico-. La población de los países avanzados ha pasado de ser fuerza de trabajo a mercancía. Por eso, ahora su vida ahora vale más: ya no solo son fuerza de trabajo como una mula o una máquina. En el mundo no desarrollado, sin embargo, aún son solo fuerza de trabajo y solo llegarán a ser valiosos si se transforman en mercancía. Y una condición para ello es la extensión de ciertas condiciones objetivas políticas y económicas. Por eso la izquierda debe defender, como mal menor, la intervención en el extranjero de forma universal.

13.- Suena triste. Filosofía es pensar triste.

y 14.- ¿Y cuando toda la humanidad sea mercancía? No hay que esperar tanto. La izquierda ya puede, y debe, empezar a repensar la realidad desde esta perspectiva del nuevo capitalismo. Pero para ello, por supuesto, debe abandonar, también, su propio folclore.



miércoles, marzo 16, 2011

DEMOCRACIA Y RELATIVISMO

La iglesia católica suele atacar a las sociedades democráticas con un apelativo: relativistas. Efectivamente, y al obrar así, la iglesia católica, y un amplio sector de la derecha, parece entender que el relativismo es una exigencia perversa de la democracia como sistema político y por lo tanto en ella todo acabará valiendo: tal vez, incluso, que la propia iglesia no gobierne la moral y se abran los cines en viernes santos –no es un chiste, yo lo viví-. Este artículo, sin embargo, pretende demostrar lo contrario: en democracia hay unos valores universales fundamentales y este régimen político es por tanto ajeno al relativismo. Es más, la democracia es el régimen político universal por excelencia. Por ello, aquí buscaremos demostrar que la tolerancia democrática es fruto precisamente de esta universalidad y frente a ella está el absolutismo de la propia iglesia y de cualquier otro movimiento de índole totalitario, por ejemplo el comunista, que acaba en un paradójico relativismo. Es decir, la tolerancia democrática, y el que sus leyes no rijan sobre la moral sino sobre la convivencia, es por la universalidad ética de la democracia y no por relativismo.

Entendemos por relativismo la teoría moral que defiende que no existen valores universales. Por ello, la moral será juzgada de acuerdo a un criterio externo a ella misma como pueda ser el convenio, el convencionalismo es un tipo de relativismo, la sociedad o el individuo concreto. Así, es incierto que en el relativismo todo quepa, pues esto solo sería así en el individual, pero lo que sí tendrían todos en común es la negación de unos valores absolutos válidos. Y al comparar con la democracia surge un punto inevitable: ¿no es la democracia un ejemplo, si no el mayor, de puro convencionalismo relativista? ¿No es la democracia un régimen donde manda exclusivamente la voluntad, que puede ser caprichosa, de la gente? Efectivamente, parece que el hecho de que la democracia se base en la soberanía popular, o sea el voto de cada uno -en lugar de en la voluntad divina, como le gustaría a la iglesia y que concluye en el voto exclusivo del obispo- la condenaría al todo vale. Sin embargo, es falso.

Si analizamos la democracia vemos cómo esta no solo no es relativista, sino que en su seno alberga precisamente el universalismo y lo desarrolla. Efectivamente, las tres claves de una democracia auténtica parten de supuestos universales: la igualdad, los derechos universales y el imperio de la ley.

La democracia es el imperio de la ley. Por encima del privilegio aristócrata o el capricho real la ley en democracia presentó históricamente un aspecto universal en tanto no se la podía trascender. Surge así la igualdad ante la ley como hecho universal: para todos. Y esto hoy en día nos puede parecer evidente, pero en el origen democrático era inaudito que una misma ley rigiera a todos. Y su causa, la idea que sustentaba a esa ley para todos, era el segundo principio universal de la democracia: la igualdad. Cualquier persona en democracia tiene los mismos derechos y obligaciones que otra. Y esta igualdad se regía, tercer universal, por unos derechos universales para cada individuo. Y derechos, señalaba la tradición, inalienables. ¿Qué quiere decir inalienables –es una figura retórica, sé que usted lo sabe-? Quiere decir que ni el propio individuo puede renunciar a ello pues es sujeto –es curioso e interesante el doble sentido de esta palabra en español- de derecho. Así, en democracia no se puede renunciar, ni voluntariamente, a los derechos humanos. Aunque se quisiera, no se puede ser esclavo. Es decir, el hecho de ser sujeto de derecho está por encima de la voluntad individual. No hay un todo vale, hay un solo vale esto.

Pero, ¿ese esto, qué es? Ese esto es, precisamente, la universalidad de la ética en democracia. La idea de sujeto era posible porque todos ellos tenían algo en común y este algo común era la racionalidad. La democracía teóricamente se basaba en una formalidad: todos los seres humanos eran racionales y por ello iguales. La ciudadanía como hecho universal marcaba una distinción radical frente a otras sociedades donde la estratificación social implicaba, o aún implica, la diferencia en derechos y deberes, es decir: distintas morales dependiendo de la posición social. Por eso, la moral de un grupo social no podía imponerse.

Pero, ¿por qué entonces no hay una moral concreta democrática y los gobiernos no deben, aunque ilegítimamente lo hagan, legislar sobre moral sino sobre convivencia? Precisamente por el carácter universal de la democracia como régimen. Un gobierno o un parlamento no son universales sino partidos -otra palabra curiosa del español en su doble sentido- y por tanto su moral concreta estará limitada por sus propias ideas. Por eso, un gobierno podrá obligarme en cuanto a convivencia, y podrá por ejemplo regular la circulación de vehículos, pero no podrá decirme qué debo pensar o dejar de pensar. Un gobierno podrá impedirme actuar como un nazi y si soy empresario, por ejemplo, prohibir que no permita que judíos entren en mi tienda pues eso atenta contra la convivencia, pero no podrá hacer leyes contra que yo escriba un libro buscando demostrar la inferioridad de los judíos –para poner un ejemplo llamativo-. Y esto es así porque la moral democrática es tan universal que hasta el gobierno está sujeta a ella. La moral no pertenece a los dirigentes sino a los sujetos. Y por eso, pues todos somos sujetos, es universal. Y por eso, también, los gobiernos democráticos solo pueden dictar normas morales, como fue permitir el matrimonio homosexual en España –por cierto, única acción progresista de Zapatero-, cuando con ellas extienden esa idea de sujeto a colectivos socialmente discriminados como era el caso.

Frente a esto, la iglesia no porpone una moral universal, sino una imposición universal de su moral. Lo que pretende la iglesia, y cualquier otro colectivo que pretenda legislar más allá de la convivencia en valores fundamentales, es imponer su partidista visión, ya dicha por su dios ya por su che, al resto de la ciudadanía. Así, la universalidad de la razón se pierde y se alcanza la particularidad del interés.

Los sofistas no eran tontos. De hecho, ya quisiera yo que los posmodernos de hoy, esto por los autodenominados progres, o los premodernos, esto por la iglesia, fueran la mitad de listos que ellos. Y señalaron algo aún siendo partidarios, y por razones filosóficas muy inteligentemente razonadas, del relativismo: al final la moral relativista puede solo ser el dominio del más fuerte. La iglesia es en realidad relativista aunque su relativismo sea divino: Dios, el único, nos manda.

Hoy al entrar en una clase me he encontrado que estaban desplegadas una pancartas contra Esperanza Aguirre. Si ustedes leen este blog sabrán que yo soy muy crítico con ella. Pero, he ordenado, esa es la palabra porque en mi clase mando yo que soy el profesor -¿escandalo entre la pedagogía falsamente progresista?-, retirarlas. Porque el aula, curiosamente, no es mía. Y cuando yo estoy allí no lo estoy como individuo concreto sino como funcionario público: represento al estado democrático. Y en democracia el derecho a escoger la opción política es un valor universal. No sé si me explico.

lunes, marzo 14, 2011

EL DERECHO A LA LIBERTAD (una capilla en la universidad)

Uno, desde luego y solo hay que leer este blog, no es defensor de la religión en general ni de la católica en particular. Uno es ateo, no solo esa floritura de agnóstico, convencido. Uno, incluso, considera a Dios, si existiera, un ser bastante despreciable. Aquí hemos pretendido, varias veces, explicar esto críticamente: tal vez con mayor o menor fortuna.

Pero uno también defiende la libertad, o al menos cree que la defiende. Y por eso vaya desde aquí nuestro apoyo a los estudiantes católicos que defienden la existencia de una capilla en la Universidad Complutense de Madrid frente a la pasividad de su rectorado en defenderles y a los ataques intolerables de una pandilla de alumnos totalitarios y matones que han decidido que ellos marcan la ley: o sea, una gentuza.

Y uno también defiende la existencia de esa capilla porque igual uno no tiene razón y es bueno que haya otras opiniones. Tal vez uno piensa que no tiene la verdad absoluta ni tampoco la revelada. Y por eso le gusta escuchar no solo su eco. Uno no puede desarrollarse tan siendo solo uno.


domingo, marzo 13, 2011

LA MADRASTRA EN JAPÓN

Hay momentos en que hay que pronunciarse. Este es uno de ellos.

1.- ¿Nucleares? Sí, gracias. Y sin duda alguna.

2.- Todos esos que tienen como lema la armonía con la naturaleza, y no nos referimos a los ecologistas serios ni a los que estamos a favor de la defensa del medio ambiente precisamente porque odiamos la naturaleza y su crueldad, deberían aprender lo que significa vivir en armonía con semejante madrastra. Igual no conocen a Darwin, pero ahora se les ha mostrado lo que la naturaleza, que por cierto no existe, es: un lugar cruel. Por eso, hay que humanizarla.

y 3.- Y humanizarla no es explotarla para beneficio capitalista, por supuesto.

martes, marzo 08, 2011

CARNAVAL/5: LO INTERNACIONAL

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU expulsa a Libia.
Libia estaba en el consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Además, están estos.

Martes de carnaval.


lunes, marzo 07, 2011

CARNAVAL/4: Y LA O(h)POSICIÓN

Nos comprometemos a recuperar el prestigio de nuestras instituciones con una acción política responsable y ejemplar. Una acción política que no sólo sea limpia y respetuosa con las reglas y con los procedimientos de nuestro Estado de Derecho, sino que, además, impulse la limpieza y el respeto a esas reglas en todos los ámbitos de la vida pública.

Manifiesto firmado por los dirigentes del PP en una reciente convención en Mallorca.

Palabra de honor.

Lunes de carnaval.


domingo, marzo 06, 2011

CARNAVAL/3: LOS AGENTES (¿de quién?) SOCIALES (o Hegel enmascarado)

Tesis:
Los empresarios: Hay que trabajar más y ganar menos. Díaz Ferrán.

Antítesis:
Los sindicatos: La intención del Gobierno de retrasar hasta los 67 años la edad legal de jubilación ha contado siempre con la radical oposición de los sindicatos. A juicio de CC OO y UGT la prolongación de la edad de jubilación es una medida injusta e innecesaria, que pone en riesgo el consenso social y político que desde hace más de 15 años ha acompañado a las sucesivas reformas del sistema público de pensiones. Revista de CCOO en enero de 2011.

Síntesis:


Domingo de Carnaval

miércoles, marzo 02, 2011

SIN TIEMPO

Llevar un blog, aparte de un indudable ejercicio de egocentrismo -quien lo considere algo así como una vocación absoluta de servicio es doblemente egocéntrico- es también una pesadez. Uno se compromete, al menos consigo mismo, a presentar periódicamente una serie de cosas, iba yo a llamarlas reflexiones, sobre distintos temas con la idea de que sean importantes. Y detrás de ello, sin duda, hay lo ya citado: narcisismo puro y duro.

Pero, tal vez, la democracia surge del narcisismo de quien se cree tan importante como para que su voto sirva. Incluso la Filosofía, en cierta medida, es el puro ejercicio narcisista: comprender uno mismo y por sí mismo el universo. De hecho, todo movimiento totalitario coincide en algo: hay que destruir al sujeto por narcisista. Ya lo dijo Brecht: “el individuo tiene dos ojos, el partido tiene mil ojos.”

Es ingenuo pensar, mucho, que todas las opiniones valen lo mismo, pero es peligroso, o interesado cuando se tiene el poder de la comunicación, pensar que solo importa aquella opinión que llega por las grandes corporaciones. Por eso, es importante conocer las opiniones antes de decir que esta no vale.

Esto no viene al caso de nada en concreto, es curioso la importancia que ha cobrado la actualidad que ya siempre implica el ayer, sino que solo es una excusa para decir algo: estoy muy liado corrigiendo y no puedo terminar un fascinante artículo, como todos por otra parte. Bueno, y también es que me echo la siesta.