lunes, febrero 07, 2011

EL LADRÓN NO SOLO ESTÁ EN BAGDAD

Hay una diferencia no pequeña entre analizar algo y que algo a uno le llame la atención. El analizar implica pretender explicar un fenómeno de una forma exhaustiva. Cuando uno reconoce que algo le llama la atención quiere decir que no es capaz de explicar cada detalle del tema aunque le resulte llamativo algo en concreto o en general. Los tertulianos, por ejemplo, nunca señalan su perplejidad ante un hecho sino siempre su convicción: es lo bueno de ser periodista, que uno sabe de todo. Periodismo, por ello, debe ser una carrera universitaria extraordinariamente difícil.

Lo primero que llama la atención es la ausencia significativa de elementos islamistas en las revueltas. Ni son causantes ni han tomado la dirección –al menos por ahora-. Incluso en Egipto, donde la organización de los llamados Hermanos Musulmanes tienen una organización fuerte, el núcleo islamista se ha mostrado alejado de la revuelta. Es decir, frente a aquellos que habían generado, y siguen generando, una dualidad exclusiva para estos países entre o dictadura o islamismo ha aparecido un tejido social que va contra la primera sin pretender lo segundo. Se trata, así, de una revuelta cuya pretensión es un régimen democrático y una mejora social y económica. Parece poco pero es mucho. Y gratificante.

Un segundo aspecto. Es una revuelta democrática y social que sin embargo desde occidente es vista con resquemor, especialmente por círculos periodísticos de derecha. Efectivamente las dictaduras de estos países han sido apoyadas con la falacia del freno al islamismo. La traición era doble. Primero, porque la traducción era que esta gente no importaban como individuos pues su existencia era subsidiaria de los intereses occidentales que permitían dictaduras por control petrolífero –generando así, por cierto, argumentos para los islamistas-. Segundo, porque los islamistas claro que ya estaban ahí gobernando como se ve, por ejemplo, en Arabia Saudí. Así, la opción occidental ha sido el recelo: al fin y al cabo las dictaduras no eran buenos gobiernos para los ciudadanos de estos países pero eran excelentes para los intereses económicos occidentales.
Pero incluso en esto ha habido una sutil, y curiosa, diferencia. Mientras que Europa ha callado estrepitosamente -obsérvese la arriesgada imagen- EEUU ha actuado con rapidez dando la impresión de apoyar la revuelta. Parece que la diplomacia estadounidense algo ha aprendido del desastre de Irak con la administración Bush mientras Europa se anquilosa.

Pero hay algún otro aspecto curioso. El fracaso absoluto del multiculturalismo. Lo que quieren los rebeldes no es una adaptación de la democracia a la tradición árabe, eso ya lo tienen y se llama dictadura, sino una democracia occidental. Así, el ñoño ideal falsamente izquierdista, y que en realidad procede del dominio colonial, según el cual las condiciones culturales implican un límite a la extensión de los derechos humanos resulta desmontada por el propio deseo de querer ser occidental y mejorar su nivel de vida. Es el intento de emancipación individual que supera la totalitaria teoría que sitúa a los sujetos como esclavos de las tradiciones culturales. Es algo, en definitiva, que se debe tener en cuenta cuando en Hispanoamérica tanto cuenta esa ñoñería turística del indigenismo y tanta sonrisa boba despierta entre la autoproclamada izquierda.

Y aún hay otra cosa, a un nivel muy interesante, como es el empleo de internet en la protesta. Ese mismo día uno de esos gurús que confunden sin matices forma y fondo, o sea, algo demasiado simple, señalaba como internet, así tal cual, conducía a la desaparicion del pensamiento reflexivo -como todo el mundo sabe, esto aparte, el mundo anterior a internet era profundamente reflexivo, pero una barbaridad oiga-. Sin embargo, las revueltas han comenzado por internet y no es la primera vez. Internet no es, evidentemente, la panacea de la libertad, pero tampoco, por supuesto, su negación absoluta. Las armas de fuego habrán servido, sin duda, para la opresión pero al tiempo igualaron en el campo de batalla al caballero aristocrático medieval con el infante plebeyo a pie. Es ingenua la creencia en un absoluto optimismo tecnológico, es reaccionario su contrario.

Por último, ya acabo, hay otro motivo de asombro. Las revueltas han sido en el norte de África y no en el África subsahariana. Surge una cuestión: ¿por qué? ¿Acaso no hay peores condiciones en el África subsahariana? Un grupo social solo se rebela cuando tiene expectativas reales de mejorar sus condiciones de existencia. En el norte de África hay una clase media que tiene esas expectativas, en el África subsahariana no existe con suficiente sensación, ni realidad, de poder. Por eso, el contenido ideológico en cualquier rechazo social es fundamental. La gente no se rebela cuando tiene hambre, sino cuando piensa que puede comer y no lo hace. No es la pobreza la causa revolucionaria sino la expectativa factible y socialmente compartida por un grupo de poder mejorar sus condicones sociales –por cierto, esto es puro marxismo de Marx-. Así, en los países en desarrollo, por usar esta expresión, la clave de la izquierda no está en el populismo de la llamada a los desheredados sino en la realidad de los sectores sociales que tienen expectativas de prosperar y para hacerlo deben constituir un nuevo orden.

Hay una pregunta que siempre es tachada de tramposa, pero no lo es: ¿preferiría usted vivir en X o en un país occidental? La respuesta es clara: en un país occidental. Y quien se niega a responder es porque también conoce su propia contestación. No sé cómo terminarán las revueltas. Espero, lógicamente, que con un triunfo de la democracia de tipo occidental – ya les digo, no reconozco otra-. Por supuesto, esto no quiere decir que el desarrollo de la sociedad occidental sea maravilloso, pero sí quiere decir, sin duda, que cualquier egipcio o tunecino o yemení o marroquí –se lo aseguro señora Jiménez- quiere ser uno de los nuestros. Excepto sus gobiernos y los islamistas. Y, también es verdad, los gobiernos y la oligarquía occidental.

4 comentarios:

Un Oyente de Federico dijo...

Cuando Fidel hacía la revolución en Cuba la vendía como socialdemócrata, muy alejada de la URSS, para ganarse la simpatía de occidente, incluso la de USA.
Entre los asesinados y encarcelados después de la revolución incluyó a los socialdemócratas.

Jomeini en el 1979, vendía una democracia popular anticapitalista y le apoyaron en su revolución socialistas y comunistas —entonces se llamaban “fedayines”— y la simpatía de la izquierda europea.
Una vez hecha la revolución le faltó tienpo para exterminar hasta el último fedayín.

Ahora Egipto es un calco de Irán y tan revolución islámica como la de jomeini, pero sunita y con internet. Luego será Jordania.
Pero sobretodo con la maestría adquirida desde 1968 en controlar y utilizar a los memos occidentales.
Me hacía gracia ver en la TVE24Horas, sacando un crucifijo entre los manifestantes.
Una vez hecha la revolución, a izquierdistas y cristianos les harán el favor de enviarlos directos al paraiso.

Nada nuevo.
Deberían de restituir a Moratinos, para que lo solucionara. Como arregló lo de Israel, Líbano, Afganistán…

Don Güapo dijo...

Su deseo es muy loable, pero la realidad es algo distinta.

Las sociedades musulmanas se adaptan mal a los sistemas democráticos occidentales porque esa adaptación implica la renuncia a los fundamentos de la religión islámica.

No es un problema de recursos económicos, sino de incompatibilidad entre lo que son y lo que aspiran a ser, de tal forma que cuando no alcanzan esas metas que ven en la TV y en internet, se envuelven en la capa del islamismo, que es una forma de nacionalismo, como alternativa al fracaso.

Y el islamismo, además de controlar la vida civil y esclerotizar la sociedad, sólo tiene sentido en su vis expansionista, por eso es un nacionalismo.

Pobreza, superpoblación, ausencia de ascensor social, islamismo, son elementos que configurarán un cóctel peligroso.

En fin, que su deseo es muy loable como le digo, pero aquí ya hemos hablado de Huntington.

PD: Es de una crueldad innecesaria las puyas a la izquierda. Hay que ayudarlos a encontrar la brújula, si se dejan claro. Si siguen buscando fantasmas pues peor para ellos.

En ese sentido un muy buen exponente, por su claridad y honestidad intelectual es este artículo.

Enrique P. Mesa García dijo...

D. Oyente: no hay que olvidar que al Sha le pone EEUU y Gran Bretaña destruyendo un proyecto democrático y laico como el de Mohammad Mosaddeq. Igualmente no hay que olvidar que en Afganistán es Reagan, gran estadista, quien genera la creación y fuerza del movimiento islamista. Y es más, cuando quiera hablamos de Cuba pero no olvide que es EEUU quien empuja a Castro a los brazos de la URSS (por cierto, EEUU había apoyado a Batista que como todos sabemos era un demócrata).
D. Güapo: a ver si le entiendo. ¿Lo que usted preconiza es una mala relación entre la religión musulmana y la democracia? De acuerdo. ¿Implica eso que es imposible ua democracia en países musulmanes? No. Son las condiciones socioeconómicos las prioritarias y no las ideológicas. De hecho, el catolicismo es incompatible con la democracia hasta el desarrollo económico (mire la historia de España).

Don Güapo dijo...

Lo que ocurre es que habitualmente, las condiciones económicas, de desarrollo capitalista, dependen en gran parte de la mentalidad religiosa del País.

Democracia y desarrollo económico alto pueden no ir de la mano (Emirates)y desarrollo económico bajo sí (India). Existen múltiples factores.

No obstante lo que está ocurriendo en Egipto es digno de atención, porque en la pulsión han sido determinantes las nuevas tecnologías, un factor desconocido hasta ahora, que impide formular pronósticos.

Cada día es más evidente que además del económico, el factor global y tecnológico, facetas del aquel, van a condicionar los cambios.

El futuro se presenta muy interesante.