lunes, febrero 18, 2008

SALVAR LA ÉTICA DE 4º DE ESO/1: SOBRE PEDAGOGÍA

La Ética de 4º de ESO es una materia anómala. Ni el PSOE cuando gobernaba la quiso poner realmente, fue una minúscula concesión a cambio de quitar Filosofía de la LOGSE, ni el PP le dio mayor importancia, a cambio dejaba y ampliaba la Religión en la reforma de la LOGSE y especialmente en la LOCE. Luego, el mismo PSOE decidió reventarla convirtiéndola en propaganda electoral con esa nueva formación del espíritu nacional, autodenominado progre en este caso, que es Educación Ciudadana. Y el PP de Esperanza Aguirre, el futuro de la derecha, ve por fin una posibilidad de eliminarla. Mientras, el resto de los grupos callan, tal vez esperando un puesto en la organización del Congreso o alguna posibilidad de conseguir un puesto en el gobierno. ¿A quién le importa ya la filosofía?

Nos preguntamos hoy, sin embargo, por qué es necesaria la Filosofía para los alumnos –otro día nos preguntaremos por qué la quieren quitar todos-. Podríamos contestar a esta cuestión con una tropelía metafísica de hondo calado, pero sería seguramente falsa. Y lo sería porque ella misma no sería auténticamente filosófica. Si la filosofía existe es, precisamente, por su necesidad humana no tanto como naturaleza sino como proyecto. Al contrario de por ejemplo la religión, ya cumplida como un modelo de explicación del mundo que una vez fue necesario pero ya resulta gratuito, la filosofía sigue viva porque aún no ha cumplido su tarea. Y su tarea es varia y en cuanto a la educación fundamental. Y se trata de algo no abstracto, sujeto a inefables sistemas y sentimientos profundos, sino concreto y palpable: en este caso, subjetivo. Se trata, en definitiva, de contestar a la pregunta: ¿por qué los adolescente, a partir de los 14 o 15 años, deben dar algo, un poco al menos, de Filosofía? ¿Qué razón hay para explicarles aquello que ya carece de relevancia social y aparentemente sólo queda como hecho erudito? Y la clave está en la propia realidad del alumnado pues situada en el último curso de la ESO y en el Bachillerato, de los quince a los dieciocho o incluso más como es fácil de comprobar, las materias de Filosofía tienen una especial vinculación con el mundo y la problemática adolescente. Y, lo que es aún más importante, con el proyecto de una vida justa.

En los aspectos cognitivos, la Filosofía, ya sea en la Ética de 4º o en la Filosofía de 1º o 2º de Bachillerato, juega un papel fundamental. Efectivamente, y según la psicología evolutiva y en concreto Piaget, es esta la época del tránsito al pensamiento lógico-formal. En esta etapa las operaciones mentales pierden su carácter concreto y comienza a aparecer el pensamiento abstracto. Es igualmente la época, y relacionado con lo anterior, de la preocupación por los denominados “problemas inactuales”, es decir, aquellos que, a primera vista, no guardan relación inmediata con la forma de vida: la existencia de Dios, el sentido de la vida, el amor, el bien y el mal,... Así, cierta especulación abstracta -y, en cierto sentido al menos, filosófica- aparece en el adolescente y es necesario que la materia impartida sea capaz de llevar adelante dicha preocupación presentándola no sólo como un mero ejercicio intelectual, un juego de trascendencia, sino como algo relacionado con la propia realidad y el plan de vida. Y, por consiguiente, y siguiendo en cierta manera el ideal kantiano, con las preguntas y temas a los que la razón inevitablemente nos encamina no sólo en un sentido especulativo sino también práctico: a la búsqueda de la respuesta a la pregunta fundamental de qué es el hombre. A través de los conceptos filosóficos y el rigor de la argumentación racional, el adolescente debe comprender que precisamente dicha especulación aparentemente alejada de lo cotidiano es la mejor manera para enfrentarse a lo real. Igualmente, la necesidad en filosofía de recurrir a conceptos alejados de lo concreto, que van desde los conceptos morales abstractos trabajados en la Ética de 4º de ESO hasta los conceptos de la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato, le ayudarán en ese desarrollo cognitivo hacia el pensamiento absolutamente abstracto. Además, el alumno, en el maremágnum de información en que se ha convertido la denominada sociedad de la información, debe aprender que las opiniones son susceptibles de ser verdaderas o falsas y, por ello, pueden ser, en primer lugar, rebatidas y, en segundo lugar, es necesario al exponerlas presentarlas argumentadamente y no con el consabido porque sí. Ahí también la filosofía, en su propio desarrollo de argumentaciones morales, sociales, antropológicas o metafísicas siempre debatidas por otros autores, enseña que la argumentación es la mejor arma para el desarrollo del pensamiento y, además, que ninguna opinión, sea cual sea su forma de presentación, es verdadera a priori, sino que debemos argumentar, conceptualizar, su verdad. Se trata en definitiva de la idea de criterio: una cosa no es verdad porque se diga, sino porque se demuestra y no todo vale lo mismo. Con ello la crítica, como la forma de ser de la propia filosofía, ayudará a formar la crítica verdadera, esto es: la razonada como forma de ser, forma de vivir, del sujeto autónomo.

Y con relación a esta forma de ser crítica y real, pues es su forma de vivir, surge la importancia de la Filosofía en lo relativo a lo afectivo y lo social. Efectivamente, es ésta una etapa en la cual el adolescente tiende a valorar el grupo de amigos, o la relación grupal y social, de un modo muy poderoso, enfrentándolo, además, al que hasta ahora ha sido su grupo de referencia, la familia. Unido a esto, surgen en el adolescente los grandes ideales teóricos pero vinculados a fenómenos afectivos, lo que les hace muy proclives a ciertas tendencias totalitarias (uniformización, el grupo como identidad, el gusto por la jerarquía, agresividad, culto al dominio,...). Por ello, el adolescente es un individuo fácilmente manipulable -por más que él, en su egocentrismo, piense lo contrario- por los movimientos identificadores y totalitarios. La Filosofía puede aquí actuar como un agente desidentificante a través de impedir, por su componente racional, la relación inmediata del sujeto con el objeto. La creación de sujetos críticos -esto es: no identificados- es, precisamente, una de las principales tareas para la propia filosofía e, igualmente, una necesidad social para la democracia si esta quiere ser auténtica. Sujetos conscientes con valores morales interiorizados racionalmente, y no como parte de la socialización o de la consigna que les haga fácilmente manipulables, exigen la creación racional de un discurso argumentado sobre esos mismos valores que se proclaman. La Filosofía, con esa carga de ideal racional -en cuanto a la necesidad de argumentación incluso en sus corrientes más irracionales- se presenta así como lo otro, aquello que no pertenece al mundo propio de la adolescencia plagado del anuncio publicitario y el lema repetido, ya en política ya en el fútbol cuando todo se ha convertido en lo mismo, y con ello como una instancia crítica necesaria para la creación de sujetos autónomos y una sociedad auténticamente democrática.

Seguramente la Filosofía desaparecerá del currículo o se verá transformada en algo así como una escolástica metafísica sin sentido -tal y como la sueña el PP- o como una formación de chavales autodenominados progres y de buen rollito -tal y como la sueña el PSOE-. Pero con ella se irá la última esperanza de contestar a aquello que ya está presente y se desarrolla: la nueva sociedad totalitaria. Pero, de eso hablaremos en el segundo artículo.

2 comentarios:

Alejandro dijo...

Fantástico post, profesor, simplemente señalaría que no estoy de acuerdo con Ud. sino que, debido a que Piaget se considera obsoleto, se debería ampliar la ética de 4º a 3º de la ESO, incluso, aplicando métodos de adaptación a los chavales que no llegasen al hipotético estadio necesario. La lucha contra la escolástica ha de ser inminente.

Un saludo, desde Rivas se le sigue atendiendo.

María dijo...

Recuerdo hace unos años (diría que seis) una clase en el instituto en la que el profesor de ética dijo algo que, por lógico que pueda parecer, o no es siempre tenido en cuenta o no se es a menudo consciente de su alcance. Se trata de una de estas cosas que sabes, pero a la que no le dedicas demasiada reflexión hasta el momento en que la escuchas pronunciada en voz alta por otra persona. Y es que, como bien ha mencionado don Enrique una vez más, no todas las opiniones o juicios entrañan una verdad, sea quien sea quien las exprese. ¿Dónde_ y hoy en día en especial_ reside la objetividad? De pequeños, y no tan pequeños, tendemos a considerar verdadero todo lo que dicen los adultos, más aún si se trata de nuestros padres y profesores. Pues bien, yo recuerdo haberme planteado ese día, a raíz de las palabras del profesor motivadas por nuestra inocencia, cómo le hubiera sido posible aprender al alumno si se hubiera planteado la veracidad de los conocimientos del profesor. Y era posible aprender, aún lo es, porque nos fiamos. Pero, ¿deberíamos hacerlo? no siempre. Qué importante es aprender a hacer juicios propios, a no tomar enseguida como verdad a priori y absoluta lo que se nos da como tal, a desarrollar nuestra lógica y opinión para no ser manipulados, a elaborar e interpretar por nosotros mismos la información y conocimiento. En conclusión, qué importante es aprender a pensar, pues nos hace libres; y aunque creo que hay otras asignaturas que también podrían y deberían estar destinadas a este fin, la Filosofía (en la forma en que la dimos) definitivamente constituyó una ayuda.