lunes, diciembre 29, 2008

VIDA INTERIOR/16: EN EL LABERINTO DE LAS PALABRAS

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará.Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.



Fiesta de Navidad, en Fuenlabrada.

¿Y si a un Papá Noel superdotado le preguntas algo, lo sabe?


lunes, diciembre 22, 2008

EXPLOTACIÓN CATALANISTA Y DE IZQUIERDAS

Recientemente, ha salido en el periódico que los inmigrantes para regularizar en Cataluña su situación deberán acreditar el conocimiento del catalán. Y algo más: el catalán será la lengua vehicular para ellos. Las casualidades en política no existen y esto sale en época de crisis, ¿por qué ahora?

Varias veces hemos hablado aquí de cómo el nacionalismo no es sino la coartada ideológica de unas élites para mantenerse en el poder. Por un lado, hay una élite política provinciana que sabe que no puede acceder al poder central y le interesa, por tanto, una mayor concentración de poder regional para desarrollarse como tal élite y medrar. Por otra, hay una oligarquía financiera, compuesta en provincias no solo por grandes fortunas, cuyos intereses son más universales por regla general, sino también por medianos empresarios y pequeña burguesía que han comprendido hace tiempo que el esencialismo idiomático es la mejor medida proteccionista contra la competencia económica y por eso defiende esa posición al ser, en buena lógica, su posición de clase y una esencia de sus privilegios.

La inmigración ha traído mucho dinero a estas dos oligarquías al permitir, entre otros factores, un crecimiento económico. Al fin y al cabo los inmigrantes han realizado los trabajos que los españoles no han querido realizar. Sería así muy interesante, y tal vez ayudara a acabar con la xenofobia, que se mostraran las cifras de parados de larga duración entre el año 2002 y el 2007, justo antes de la crisis que nuestro actual presidente negó, y se precisara cuántos inmigrantes había y cuantos españoles de nacimiento en esa lista. Porque quizás los que viven y han vivido de los servicios sociales, y eso no quiere decir que todo parado de larga duración lo haga pero sí que los hay, no eran aquellos trabajadores inmigrantes sino ciertos compatriotas apegados a la sopa boba. Pero eso es ahora otra historia.

Cataluña es una de las cumbres de región -donde pone región lean oligarquía- llorona: es una forma ideológica que beneficia a sus élites. Hace poco han conseguido pasar al rango de provincias leales, como la vasca y la navarra, con un estatuto vergonzoso que sin embargo la autoprocalamada izquierda y autoproclamada federal defendió aún a sabiendas de que era imposible de llevar adelante con el resto de las regiones españolas. Pero, la élite política catalana sabe cuál es su techo de poder y quiere garantizarse más recursos – y aquí no seré demagogico y diré que es para tunear algún coche- sin duda para llevar Cataluña a lo más alto y con ella a sus propios dirigentes autoproclamados catalanistas y de izquierdas. Al fin y al cabo Cataluña, despojada de sus misticismo, es la élite pólitica y la élite socioeconómica. Y su rebaño.

La situación económica ha cambiado ciertamente. Y con ella ha cambiado la situación de los inmigrantes. Antes eran una necesidad, ahora son, casi y este casi es importante pues siguen haciendo falta, un estorbo al pretender cobrar las prestaciones que se han ganado con su trabajo. Ya hemos mostrado aquí la cara menos amable del autodenominado progresista gobierno de España. Pero siempre hay gentuza peor. Los inmigrantes mientras fueron necesarios para la prosperidad económica, que incluía y de qué manera a estas élites, fueron bien recibidos como una fuente multicultural fundamental de progreso y todas esas cosas, ya saben: hemos escuchado mucha tonteria de buen rollo. Pero ahora hay que librarse de un colectivo numeroso manteniendo, sin embargo, a otra parte porque siempre hará falta un ejército industrial de reserva, e incluso titular, para la economía y la productividad que nunca harán los españoles. Así pues hay un doble juego: echar y permanecer. Y sobre todo es importante el carácter de subordinación que para permanecer deben tener estos inmigrantes en el tejido social: no deben ser ciudadanos sino súbditos.

El idioma es dominio. Cuanta menos gente hable un idioma la forma de dominación es más sencilla pues limitará la facilidad para buscar una mejor situación en otro lugar. Es decir: si yo soy griego y solo sé griego, por poner un ejemplo, y hay una crisis económica en Grecia tenderé a rebajar mis pretensiones económicas para conseguir un empleo pues emigrar me implica aprende un idioma nuevo lo que me genera una dificultad que, por lógica, consideraré un escollo grande. Y al situarme en la idea de que el idioma que sé -o los dos si por ejemplo soy inmigrante marroquí en Grecia- no tiene presencia más allá del territorio limitado al que emigré o de la propia zona de la que partí, entonces seré más sumiso en mis peticiones socioeconómicas y más proclive a admitir un trabajo peor que si mi idioma me facilitara un territorio más extenso. Y lo que vale para Grecia vale para Cataluña independientemenete del indudable hecho diferencial catalán y de su importancia, sin duda mayor, en la formación del pensamiento occidental.

Y ahora, definitivo, Cataluña. Cuando el gobierno catalanista y de izquierdas, nunca olviden esto, y sus aliados firman ese acuerdo de regulación de inmigrantes y ponen tanto enfásis en el idioma están, precisamente, defendiendo lo anteriormente descrito. Si revisan los datos (ver INE) verán cómo Cataluña es la región española donde mayor presencia hay de inmigrantes africanos, incluyendo un colectivo fundamental marroquí, y asiáticos. Es decir, inmigrantes cuya segunda lengua no es la española y por tanto inmigrantes que al venir aquí deben obligatoriamente aprender una lengua, cosa que no pasa con los inmigrantes sudamericanos. Al pedir el catalán se consigue así un doble objetivo. En primer lugar, se limita la presencia sudamericana, demasiado española, de la región en un auténtico juego étnico donde se busca ante todo la catalinidad –que al final suele resumirse en ser del Barça y ser fiel a la oligarquía de la provincia o de la región-. En segundo lugar, se buscan inmigrantes sin raíces españolas, africanos y asiáticos, y a los que no se les darán dichas raíces únicamente para explotarlos de una forma más efectiva. Efectivamente, estos inmigrantes podrían aprender catalán o español, pero el gobierno catalán, acorde con la oligarquía financiera regional, les pondrá sencillo aprender la primera mientras le dificultará la segunda, por ejemplo utilizando el sistema educativo para sus hijos o a través de leyes como la que aquí se trata. Así, lógicamente, el inmigrante aprenderá el catalán y quedará reducido a mano de obra cautiva pues la lengua que controla solo le permite trabajar en un estrecho territorio frente a toda España pues desconocerá el español. Y de esta forma cuando la situación socioeconómica imponga condiciones laborales peores -es decir: ahora- deberá tragar con ellas pues fuera de allí debería aprender otro idioma y empezar de nuevo: la mano de obra no cualificada cautiva por el idioma.

Es, en definitiva, la integración idiomática para los ciudadanos, la élites que se benefician de ella, y los súbditos.



sábado, diciembre 20, 2008

VIDA INTERIOR/15: MENÚ DEL DÍA

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará.Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.



El miércoles, 17. Con evaluación por la tarde. Y yo que estoy comiendo de menú: ensalada mixta y filete de ternera -¿de ternera?-. Tengo el periódico encima de la mesa. Llegando desde la 47 a la página 46 en la edición de Madrid.

FALLECIDOS AYER EN MADRID
Mayúscula todo pero pequeño.
Y ya letra minúscula y aún más pequeña
María Álvarez Cerveira, de 1 año.

Y a punto de decir algo trascendente me tomo mi pacharán indispensable de después de las comidas y me fumo mi purito. Y ya nada.



miércoles, diciembre 17, 2008

LECCIÓN DE COHERENCIA (MEMORIA HISTÓRICA)

Que los mismos que permitieron que dos organizaciones terroristas estuvieran en el parlamento vasco y en distintas alcadías -en algunas gobernando por cierto junto a ellos hasta que mataban a algún vecino y entonces sí salía la dignidad, sí salía la libertad y todas esas cosas pero nunca antes porque no es lo mismo matar a uno de fuera que a uno de aquí- se nieguen ahora a disolver los ayuntamientos que alcanzaron hay que reconocer que no es algo escandaloso sino sólo una lección de coherencia escrita sobre los muertos y el terror.
Y como tal debe ser recibida.

martes, diciembre 09, 2008

AHORA Y DESPUÉS (un homenaje a Barrio Sésamo)

AHORA
resulta que la contundencia policial contra ETA acabará con ella.

y DESPUÉS
de las elecciones vascas, curiosamente, se podrá expulsar a ANV de los ayuntamientos donde ellos mismos permitieron que estuvieran.

Y entonces saldrá alguien y dirá:
AHORA, la contundencia política contra ETA acabará con ella.

Se llama tener grandes ideales (pero situados en el tiempo).


viernes, diciembre 05, 2008

CRUCIFIJOS Y ESCUELA

La reciente sentencia, bastante lógica por otra parte, exigiendo la retirada de los crucifijos de una escuela pública ha provocado en la jerarquía eclesiástica y la derecha -ya saben: sin autoproclamada aquí- una especie de revuelo. Rápidamente, han saltado a la palestra para señalar una campaña de anticlericalismo mientras reciben generosas subvenciones- por cierto, si hay sindicalistas liberados, ¿no están liberados todos los clérigos de este país?-, de ignorancia cultural e incluso de persecución religiosa. Lo importante aquí es analizar los argumentos presentados en contra de la retirada de los crucifijos y que, a nuestro juicio, se podrían resumir en los siguientes: primero, hay cosas más importantes que hacer en la escuela o daría lo mismo el hecho de que hubiera crucifijos o no; segundo, se trata de anticlericalismo rancio típico de una izquierda perdida; tercero, se trata, el crucifijo, de un símbolo cultural que va más allá de su significado religioso y que representa significativamente a la cultura occidental; y cuarto, forma parte de una campaña laicista y antirreligiosa que busca el exterminio de la religión y su sustitución por valores hedonistas –sobre esto: ¿alguien sabe realmente lo que decían los pobres hedonistas?-.
Empecemos poco a poco.

El argumento de la irrelevancia de la presencia de crucifijos en las aulas resulta cuando menos ridículo. Y lo es porque se le puede dar la vuelta. Admitamos que no es importante que haya crucifijos o no en el aula. Si, efectivamente no lo es, ¿por qué se arma este escándalo al quitarlos? Si daba igual que estuvieran o no, debería dar igual que no estuvieran. Sin embargo, los mismos que señalan que hay problemas más importantes en la educación para dedicarse que este muestran lo contrario a lo que explicitan cuando se escandalizan porque se retiran. El argumento falaz es viejo: debe dar lo mismo que se dé lo que yo quiero –es decir: lo que a mí no me da lo mismo- y si el resto no lo acepta es que es dogmático. Los demás deben ceder siempre, uno nunca. Al fin y al cabo es lo bueno de hablar desde posiciones tan racionales como la fe.

Pero vayamos al segundo al segundo argumento. Se trata, aseguran, de anticlericalismo rancio. Hay aquí dos cosas muy interesantes. En primer lugar que si el anticlericalismo es rancio más rancio debe ser el clericalismo, aunque sólo sea por una mera cuestión cronológica; en segundo, que cualquier visión objetiva a la historia de España debe dar como mínimo resultado una sospecha sobre el papel que la Iglesia Católica ha tenido en este país: y papel nada bueno. Cualquier persona informada sabe que la Iglesia Católica ha tenido una responsabilidad histórica fundamental en las páginas más negras de la historia de Espña y, claro está, no hablamos sino a partir del siglo XIX cuando de acuerdo al contexto histórico algo podía haber cambiado e incluso integrantes de esa misma organización ya se mostraban críticos. Pero, cabe añadir algo más. Lo único que se ha pedido es que una empresa privada o asociación o asamblea, no sé muy bien cuál será su figura legal, no pueda introducir símbolos propios en un recinto público estatal. Y es algo que parece lógico y se lo explico con un ejemplo personal. Durante la invasión de Iraq, contra la que yo estaba, defendí que los profesores no podían acudir a las aulas con pegatinas o similares del no a la guerra, y lógicamente tampoco de apoyo a la misma, pues allí eran funcionarios públicos y no individuos privados. Del mismo modo, yo mismo, que soy marxista declarado, jamás he defendido en clase posturas personales más allá de la constitución pues considero que los alumnos no vienen a escucharme a mí personalmete sino a seguir enseñanzas de un sistema reglado: no adoctrino en el marxismo desde luego y la foto de Marx que hay en mi aula va acompañada de otra de S. Agustín o de Santo Tomás –por cierto, un genio-. Por ello, lógicamente, tampoco hay motivo para que estos mimso alumnos tengan que tener sobre sus cabezas el símbolo de una religión determinada. Es pura lógica democrática que la educación no debe ser neutral, no es lo mismo ser racista o no serlo o ser geocéntrico o heliocéntrico, pero que eso no quiere decir que los alumnos deban estar expuestos al adoctrinamiento venga de quien venga. Me daría igual que apareciera la imagen de Kant o de Jesús, y a mí el primero me parece más importante intelectualmente sin duda alguna, pues lo importante es que se educa para ilustrar y no para adoctrinar. Y pedir por tanto las retirada de los crucifijos en mi caso, y yo pertenezco a ese extraño grupo que solo habla por sí, es sencillamente un ejercicio de sana democracia.

Pero en tercer lugar se nos presenta el crucifijo como un símbolo que va más allá del sentido religioso y que representa la cultura occidental. Bueno, por supuesto sería de necios negar que el cristianismo fue determinante en el devenir occidental: como el derecho romano y, más aún que los dos anteriores, la filosofía griega. Pero el problema radica en que los símbolos son siempre peligrosos en la escuela precisamente por su carácter de consigna elemental. A la escuela no se debe ir a reafirmarse borregamente en la socialización sino, precisamente y eso es cultura occidental, a plantearse la propia cultura. Efectivamente, no hay mayor símbolo de la cultura occidental que que no haya símbolo universal de la misma. Mientras que culturas superadas por la historias aún pueden mostrarse simbólicas, e ir desde la barbas del profeta hasta el buda feliz del restaurante chino, la occidental, única esperanza de esa misma historia, no pertenece ya a esa categoría: y por eso, desde un lado y otro, es vilipendiada. El cristianismo es sin duda historia de occidente pero del mismo modo que si hoy en día alguien me dijera que él es aristotélico yo lo único que pensaría es que es ímbécil no cabe ya ninguna posibilidad real de ser cristiano excepto en un campo: el de la fe. Y por eso debe abandonar el aula, pues esta no es lugar para presuntas uniones con Dios ni con su familia. Y de hecho el único lema que sí debería haber en toda aula, y que hay en la mía, sería el sapere aude (atrévete a valerte de tu propio entendimiento) kantiano precisamente por su ausencia de lema y exigencia de autonomía. Es decir: cuestiona y no reafirma.

Y ya por último está la idea de la superioridad moral de la religión sobre el hedonismo que nos invade. La cosa tiene, cuando menos, gracia. En primer lugar destaca que esa religión que regentó occidente durante mil quinientos años permitió la injusticia como norma. Pero, en segundo lugar y que es más interesante, resalta el propio carácter hedonista de esta, y cualquier otra, religión. Efectivamente, característico del hedonismo fue el cálculo de su regla de oro según la cual un sufrimiento que diera un placer posterior debería aceptarse pues en la comparación meditada merecía la pena. Y precisamente el cristianismo es eso. La vida terrena, de sufrimiento, es mínima y por eso merece la pena ser cristiano pues la recompensa es eterna: puro cálculo egoista. No ha habido, ni lo habrá, mayor crítica a la ética egoísta cristiana que la de Kant quien ya supo ver todo este enrevesado juego de intereses que se escondía detrás de la, presunta, religión del amor. Por supuesto seríamos injusto, repetimos, si no destacáramos que esa misma religión, y fundamentalmente gracias a la figura que la tradición ha personificado en San Pablo y no tanto por el mismo Jesús, fue un progreso humano extraordinario en su tiempo, como por otra parte lo fue Mahoma en su contexto, pero a su vez mentiríamos si dijéramos que su discurso es imperecedero. Así, la religión en el fondo, y la cristiana en particular, no supera el hedonismo porque sus proias condiciones de gestación histórica lo imposibilitaban. Y esto se ve muy bien en que el propio Juan Pablo II o el mismo papa actual, que de tontos no tienen un pelo, cuando quieren fundamentar la crítica no entran en la sociedad actual sino que cargan contra la misma Modernidad y la Ilustración pues conocen, al fin y al cabo son cultos e inteligentes, a su auténtico enemigo.

¿Se deben retirar los crucifijos de las escuelas? Sin duda, como cualquier otro lema o consigna. Y es un deber que quienes opinamos que no queremos pancartas en clase contra la guerra, más de una quité, o de que el hecho de tener una alumna con velo es un fracaso social y educativo y no una muestra de diversidad cultural, pues no vemos ahí cultura en ninguna parte, opinemos a su vez que los crucifijos no deben estar en el aula. Y por la misma razón: educamos para la autonomía y no para la servidumbre a creencias arcaicas. O diciéndolo más filosóficamente, educamos para el sapere aude o, cuando menos, lo intentamos.

martes, diciembre 02, 2008

UN CÁLCULO

Lo mejor para acabar con los niños pobres de Irlanda es cocinarlos y comérnoslos
Jonathan Swift, La cuestión irlandesa.


Yo que soy profesor trato con niñas entre los quince y los dieciocho años. Alguna incluso llega hasta los diecinueve o veinte.
Mmmmmmmmmmmmmm
Por qué no decirlo: las hay guapas. Aunque a la hora de violar no hay mujer fea, ¿verdad amigo?
Mmmmmmmmmmmmmm

Total que leo esto y yo echo cálculos. Si a este ser humano, indudablemente víctima social, le echan siete años por violar veinte veces a su hija, resulta que cada violación le sale a:
7 añosx12 meses= 84 meses
84 meses: 20 violaciones= 4, 2 meses (unos 126 días)
Unos ciento veintiseis días por cada momento de sufrimiento de la víctima.
Mmmmmmmmmmmmmmm
Y seguramente estará el agravante de que era su padre. Y tal vez la nocturnidad, el descampado y quizá el padre bebía antes de violarla.
Sí, el padre es sin duda la víctima.
Mmmmmmmmmmmmmmm
Y la sociedad la culpable.

Ahora me pongo yo.
Quitemos los agravantes –venga, lo hago de día-.
Violemos a más de una para reducir la proporción matemática pues imagino que al dividir más violaciones la sentencia será proporcionalmente menor.
Y luego portémonos bien en la cárcel.

¿Es que me van a arrestar encima?
¿Sí?
¿Y por cuánto tiempo?

sábado, noviembre 29, 2008

CALCETINES, MARKETING Y DESVERGÜENZA

Yo no ví a los terroristas ni a personas heridas. Ni sabía que eran terroristas. Sólo vi la sangre por la que tuve que atravesar descalza. Pisé bastantes charcos de sangre, Esperanza Aguirre relatando en una rueda de prensa hecha para la ocasión su peculiar aventura en unos atentados en que murieron más de 100 personas en Bombay. Curiosamente en todo el tiempo que pasó hasta regresar a España nadie le pudo conseguir unas medias aunque sí un airbus para volver.


Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

Evangelio según San Mateo, 6, 1-4


viernes, noviembre 28, 2008

UNA MUESTRA DE SOLIDARIDAD Y RESPETO

Sin duda alguna el tema requiere un tratamiento más desarrollado. Pero la conclusión, y perdonen que la exponga antes del desarrollo que intentaré hacer en fechas posteriores pues ahora estoy muy liado, es clara: por supuesto hay que retirar los crucifijos de los colegios.

Y vaya desde aquí nuestra adhesión y nuestro respeto hacia D. Fernando Pastor en esta cuestión. Pues sin duda luchar por motivo de auténtica libertad contra fuerzas contrarias a la Ilustración y a la emancipación humana, como sin duda son la religión en sí y en concreto la Iglesia Católica, merece un halago y un apoyo.

jueves, noviembre 27, 2008

martes, noviembre 25, 2008

¡PELOTAS! ¡PELOTAS!

Esto es El País actual: 'The Washington Post' asemeja a Obama con Zapatero.
Tal vez, sobre la cursiva.
Y lean el artículo enlazado del periódico estadounidense porque no dice eso.

¿Y de la TDT, qué?


domingo, noviembre 23, 2008

UNA DEL OESTE

Las películas del oeste son la épica de la Ilustración. En ellas se presenta la tarea que la modernidad se dio a sí misma: la creación por parte de los sujetos de un mundo justo. Se genera así la imagen permanente de la creación de un mundo donde las personas puedan, en frase siempre repetida, vivir, con todo el significado que tiene ese verbo, por fin en paz. Así, lo fundamental de las películas de vaqueros no es el mantenimiento del status quo, la sociedad vigente, sino la creación de un orden nuevo que implica precisamente la lucha contra ese status y su destrucción: no hay que conservar sino crear una nueva sociedad. De esta forma, la moral individual y social es la esencia de las películas del oeste.

Pero, ¿por qué entonces hay esa tristeza siempre presente en los grandes western? ¿Por qué, al contrario de como era el musical, otro maravilloso género genuinamente americano, el cine del oeste aparecía rebosante de melancolía? ¿Por qué surgía siempre ese sentimiento de culpa que asolaba a los personajes? Si uno repasa las películas más importantes de este género verá, con cierto asombro, un mundo cargado de pérdida y perdedores: pistoleros arrepentidos, vengadores cansados, borrachos que buscan una expiación, gente que una vez lo tuvo todo y ahora no tiene nada, el sheriff abandonados por su pueblo, granjeros que tienen una tierra desértica, prostitutas que sueñan con un marido e hijos,... Ese grupo humano, que se verá perfectamente resumido en los pasajeros del viaje formal y ético de La diligencia serán los que, de esta manera, pueblen la épica moderna. Y es, frente a dioses, héroes o caballeros andantes, un extraño grupo para plasmar los ideales de una epopeya. ¿Por qué ellos?

Tres elementos impregnan todo el ideario de las películas del oeste: la idea de justicia, el deber y el sentimiento de culpa. Y los tres se juntan en la construcción del mundo, pero de un modo diferente.

Los dos primeros, la idea de justicia y el deber, proceden de la tradición ilustrada. El hecho de que todos los buenos, buenos culpables sin embargo por algo, tengan unos principios morales profundos y lleven consigo una idea de justicia irreductible implica una diferencia ya con la épica clásica pues esta idea de justicia no es social sino individual. Efectivamente, lo que está en juego en la épica clásica es el honor, como se ve muy bien en su burla que es El Quijote. El honor es un término social referido al buen nombre y al prestigio ante los otros. Sin embargo, lo que se juega en los western es la dignidad -el cumplimiento del ideal que el propio individuo se ha hecho de sí-. Lo que busca el vaquero no es congraciarse con el sistema social reinante sino reconciliarse con el propio ideal de sujeto, reconciliarse consigo mismo. Pero, para hacerlo, no puede sino transformar el mundo. Efectivamente, el tan cacareado individualismo del cine del oeste no es tal, pues la acción del protagonista siempre se encamina a la comunidad y no a sí mismo. En su búsqueda de dignidad el protagonista debe realizar una acción que implica siempre lo externo. De esta forma, la tonta meditación trascendental y el mundo interior son ajenos al western pues el héroe se desarrolla en el mundo actuando sobre él: no es pues individualismo sino autonomía moral. El protagonista de las películas del oeste es un sujeto moderno y la idea de justicia que utiliza solo puede surgir de su propia razón. Por eso la posición social no sólo no importa, cosa que es fundamental sin embargo en la épica clásica, sino que al remarcar su carácter de marginación -pistoleros arrepentidos, borrachos, fracasados, prostitutas,...- se remarca esa distancia con lo social. El héroe del western se siente extraño ante el mundo pero, al contrario, no ajeno a él.

Y por eso surge la tercera idea, esa tristeza que impregna al western y que quien mejor ha sabido captar ha sido sin duda John Ford. Efectivamente, es el sentimiento de culpa otro elemento fundamental de este género. Y un sentimiento de culpa doble: por un lado el reflejado en sus protagonistas; por otro, el de la propia obra.

La expiación ante la culpa es una constante del cine del oeste y sus héroes. El peso de un pasado que ya no se puede resolver, como en el caso paradigmático del pistolero arrepentido, lleva a los protagonistas a una culpa que les acompaña. En la épica clásica el héroe está orgulloso de sí mismo, su linaje y su tierra; en la épica del western el linaje no existe y no hay hogar: el extrañamiento es total. Y este sentimiento de culpa está a su vez en el género. El western es un género fundacional y en concreto trataría, al menos superficialmente, del origen de los EEUU. Así, y en buena lógica patriotera, debería ser algo alegre y edificante –imaginen algo así en cualquiera de nuestras paletas autonomías-. Sin embargo la paradoja es que si hay una épica nacional antinacional esa es el western. Ciertamente, los personajes carecen de hogar y orgullo patrio. Pero aún hay más. El western se hace cuando el sueño ya ha terminado y la realidad social está lejos de cumplir ese mismo sueño fundacional. Si el western siempre defendió a los pequeños agricultores frente a la oligarquía ganadera al final la oligarqoía ha ganado y el mundo es, en el sentido de la metáfora, de los ganaderos.

Y así en el western late esa tristeza entre lo que la realidad es y lo que debería ser. Esa tristeza fruto de su propia conciencia de la realidad. Y es precisamente el surgir del desencanto, del enfrentamiento entre la realidad y aquello que debería haber sido la realidad, lo que hace triste las películas del oeste. El regusto amargo que dejan, con demasiados personajes que pierden aun después de haber cumplido con su deber o incluso mueren negándoseles cualquier recompensa – y sería interesante observar a este respecto como el western es el género en que más protagonistas o secundarios con papeles de bueno mueren o pierden todo- es así fruto de su propia constitución. Pues las películas son hechas en la actualidad, cuando ya conocemos que nada de lo prometido se cumplió, y con ellas presente se desvela esa diferencia entre lo que debería haber sido y lo que se es.

El western ha muerto como lo ha hecho la propia Ilustración. La desaparición del ideal de sujeto arrastra con él sus consecuencias. El cine del oeste nos ayudó a exigir la justicia y a sentir el deber. Nos dijo que más allá de nuestra felicidad existía esa misma justicia y la vida de otros. Y nos enseñó a sentirnos culpables porque el mundo no fuera hermoso. Todo era demasiado humano, en el sentido más noble de la palabra, para que perviviera ante el totalitaritarismo del desarrollo capitalista. Imposible así de recuperar, el western ha desaparecido y, como en su imagen mítica final, aquellos ideales que forjaron la esperanza ilustrada cabalgan hacia el crepúsculo.

martes, noviembre 18, 2008

ALGO DE RACIONALIDAD: SOR MARAVILLAS

La pregunta -personalmente tal vez injusta pero racionalmente irrenuncionable- que debe hacerse, y con ella va la crítica, ante el hecho de la placa que se pretende poner en el Congreso dedicada a sor Maravillas es sencilla: ¿si Kant no tiene ahí una placa cómo se les ocurre ponérsela a alguien que decidió renegar de su racionalidad, y con ella de su autonomía moral, en aras de una ridícula trascendencia?

Y es una pregunta muy radical. Porque ante esta idea de la señora Elena Valenciano seguiría viva. Pues la racionalidad no es el empate a uno en la irracionalidad.

lunes, noviembre 17, 2008

EDUCAR PARA ADOCTRINAR

Yo me aburro. Y pues que voy y que me pongo a navegar por internet. Y en esto que entro en El País. Y leo , ya que estaba allí: ¿otra asignatura nueva?

Y en esto que me llama la atención:
y además se mueven en un mundo en el que no disciernen bien lo que son contenidos apropiados y los que no, y lo que es legal o lo que es pirata.
¿Qué es lo pirata?

Pues que entro en Internet. Y como en la noticia no hay ni un vínculo ni aparece tal manifiesto pues lo busco y solo encuentro, seguro que por mi torpeza, un escrito -tras poner en Google “manifiesto cultura audiovisual”- que parece más un manifiesto de profesores que de empresas (ahora se llaman asociaciones) y en ningún sitio aparece eso de la piratería.

Y claro, indignado me voy a un periódico de (autoproclamada) izquierdas de verdad y entro en Público y observo que la noticia es ésta.

Y ahora pienso que debo de ser el único que piensa mal. Seguramente, seguro, porque soy una persona infeliz.

viernes, noviembre 14, 2008

educación para la ciudadanía, todo en minúsculas

Congreso de los Diputados, 12-11-2008. Tras el asesinato de dos soldados
españoles en Afganistan y mientras habla la ministra Carmen Chacón.

Bloque 4. Las sociedades democráticas del siglo XXI.
(…) La política como servicio a la ciudadanía: la responsabilidad pública.

Currículo de Educación para la Ciudadanía y los derechos humanos, RD 1631/2006 (BOE 5 de enero de 2007)

miércoles, noviembre 12, 2008

OBAMA

Resulta interesante y un reto escribir sobre Obama. Resulta interesante porque no cabe dudar de la distancia ideológica que nos separa de sus ideas y resulta un reto porque, desde esa perspectiva ideológica pedante que nos caracteriza, cualquier lector pensará que voy a despotricar sobre el presidente de EEUU y que si no lo hago seré contradictorio con mis propias convicciones.

Lo concreto no es, necesariamente, lo más real. El pensamiento positivista cree que la realidad es aquello que se nos presenta y que debemos hablar sólo de lo concreto, lo particular. Es un error. Pero lo es no porque haya una especie de dimensión espiritual, cosa que no existe, sino porque la realidad solo puede explicarse desde la pura abstracción, como muy bien sabe la ciencia. Efectivamente, las ciencias han triunfado en la explicación y control de la realidad no a través de lo concreto sino a través de leyes y fórmulas abstractas. La abstracción es más real, así, que lo real. Sin embargo, una cosa es que lo particular no sea lo real, en cuanto su fundamento no está en sí mismo, y otra bien distinta es que no exista. Obama no puede ser explicado sin atender al desarrollo de sus condiciones socioeconómicas -que son en última instancia las condiciones del capitalismo avanzado- y en eso se parece a Zapatero. Sin embargo, y como fenómeno particular, tiene cosas específicas que le hacen, como a cualquier otro particular, único. No se trata, pues, de generar una especie de teoría holista que explique los hechos particulares como indistintos entre sí al estar subsumidos al sistema, sino precisamente de una acción contraria. La clave consiste en comprender que efectivamente, y en primer lugar, es cierto que la totalidad no puede explicarse por la reducción a los elementos de los que consta, pero que estos elementos, sin embargo, sí pueden, y deben, ser analizados como si, y subrayemos esta expresión, fueran independientes para darles sentido -aunque, claramente, su significado último debe remitir a la propia totalidad-. Y ello por dos motivos: uno, porque metodológicamente esto es lo correcto pues la forma de dominación capitalista es la subsunción de lo particular pero no su desaparición; dos, porque hay una lucha por las condiciones de existencia, que no de vida, que pertenece sin duda a lo reformista y que sería suicida abandonar. Y es precisamente desde esa perspectiva desde la cual señalamos el otro día nuestra alegría por la victoria de Obama.

Y ahora toca explicarla.

En primer lugar, resulta interesante ya no la victoria de Obama sino su propia candidatura, al igual que la de McCain. Eso sería impensable, tanto la candidatura como el propio proceso llevado a cabo, en España donde el mayor mérito posible de cualquier político es la servidumbre al partido y la pertenencia al denominado aparato. Así, la figura de gente mínimamente independiente, como son Obama o McCain, resulta imposible por el control del partidismo. Sin embargo, en EEUU, que por supuesto no está exento de estas servidumbres, la aparición de figuras independientes al aparato es más sencilla pues su elección, al menos en parte, por las bases permitiría que alguien que no contara con la aprobación de la elite del partido sin embargo sí contara con las de sus bases. Pero, claro, para ello estas figuras independientes deben tener dos cosas: preparación y dotes. ¿Qué currículo pueden presentar la mayoría de nuestros políticos? Únicamente el servicio al aparato del partido y, si acaso, haberse sacado una oposición. Así, el prestigio varía aquí y en EEUU. Mientras que el prestigio del candidato presidencial estadounidense debe ser preferentemente público, el prestigio del político español sólo debe ser interno y para la organización -y esto se ve muy bien en el caso Palin donde un prestigio partidista, al fin y al cabo la señora no es muy inteligente, no se ha correspondido con uno público y se ha perdido la votación-. El borreguismo en la política española está así servido en un doble sentido: porque, primero, sólo llega el que no se ha significado por sus conflictos con la dirección; segundo, porque el único oficio de la mayoría de nuestros congresistas y senadores es la política y no pueden abandonarla, so pena de bajar drásticamente sus ingresos, y por tanto se convierte en prisioneros de su propia situación: el sistema partidista genera la mediocridad como mérito.

Además, a esta independencia se añaden dos elementos interesantes: el sistema de elección y la no perseverancia en la candidatura. Como ya hemos advertido el candidato no es seleccionado por un aparato, aunque algo de ello también hay como esperó Hillary Clinton, sino por sufragio con lo que un candidato preparado y ajeno al aparato puede triunfar. Pero si no triunfa, además, pierde. Esto sonará extraño -no se puede olvidar que en España no hay noche electoral en que no ganen todos y todos se mantengan, y si alguien esiá pensando en Llamazares que no olvide que no renuncia a su jugoso sueldo de diputado-, sin embargo, y ahí están la elegancia de Gore o de McCain, en EEUU se pierde. Y no vuelves salvo raras excepciones. De esta forma, la posibilidad de que en la candidatura surja alguien brillante es mayor en EEUU que en España y la posibilidad de que aparezca un idiota de acuerdo al establishment es la misma: Bush no es, ni ha sido, el único presidente idiota. NI EEUU es el único país donde gobierna un inútil.

Pero la posibilidad no implica, como sabemos por repetida experiencia, la necesidad. Hora es, pues de que veamos si Obama es o no un buen candidato.

En primer lugar conviene señalar que Obama sólo puede ser juzgado, por ahora, de acuerdo a su candidatura y no como presidente. Como candidato Obama ha logrado generar una ilusión no tanto en el aparato del partido, que tenía a Clinton como su candidato, como entre la gente ajena al aparato. Si algo sorprende en estas elecciones ha sido que ambos candidatos se han presentado como buscadores de un cambio frente a la estructura política más tradicional. Y ello solo es posible por lo que hemos explicitado más arriba y la idea de que dicho cambio sería también posible. La independencia de Obama y McCain les otorgan, al menos, el benefecio de la duda y así, siendo distintos, es sencillo que la gente le reciba con ilusión, harta como está de una estructura política cuyo único fundamento real son los propios intereses de las élites que la conforman. Incluso una de las primeras medidas tomadas por Obama, que tiene mucho significado en la política de Washington, en referencia a limitar el poder de los lobbys marca bien claro una esperanza para la clase media americana harta de unos políticos alejados de lo real.

Pero además, Obama tiene discurso. No es solo que sea un gran orador, lo cual es de agradecer en estos tiempos, sino que sus discursos tienen ideas que, gusten o no, se pueden al menos discutir. Obama tiene un proyecto de país, con el que evidentemente no estamos de acuerdo, pero al menos tiene contenido -y eso le diferencia radicalmente de Zapatero- en cuanto a que la esperanza que ha despertado en EEUU no es vacía –aunque en Europa pueda parecerlo por desconocimiento de la estructura ideal del sueño americano-. Incluso, dentro de esta esperanza Obama ha jugado muy bien la baza racial, que podía haber sido un handicap, presentandose a sí mismo no como un negro, lo cual por cierto hubiera hecho el juego al racismo blanco, sino como un ciudadano americano, lo que ha sido más progresista. Y así ha criticado, y con razón, a la propia comunidad negra y su victimismo, lo que le ha generado la rèpulsa de ciertos líderes negros, no dejándose llevar por esa fácil respuesta de echarle la culpa de todo al hombre blanco. Así Obama, astutamente, lejos de mostrar un mundo en blanco y negro, el chiste era casi una exigencia, lo ha presentado gris lo que siempre denota cierto pensamiento intelectual complejo –muy lejos de Zapatero y su memoria histórica, por ejemplo-.

Pero además esta extensión programática se da a su vez en la política exterior. Obama ya ha señalado dos cosas fundamentales: la necesidad de la cooperación internacional y, por otra parte, la diferencia entre la guerra de Irak y la de Afganistán. Esto le separa radicalmente de Bush quien situó a su país en el unilateralismo y en el criminal error de Irak. Así, el hecho de que el sector más fanatizado de Israel haya mostrado su preocupación por su elección, y hablamos de la opinión pública israelí porque es la única libre de la zona, demuestra que Obama anda independiente de ciertas ataduras incluso en Oriente Medio. E incluso la necesidad del cierre de Guantánamo, algo que ha prometido realizar, demuestra una visión de la política exterior alejada del desastre del anterior gobierno y una preocupación, al menos mínima, por los derechos humanos.

Pero además, Obama anda lejos del fundamentalismo cristiano y paleto de Bush en una materia, que olvidada por nuestros políticos analfabetos, es sin embargo fundamental: el apoyo al desarrollo científico que si bien no necesariamente es el apoyo a lo ilustrado si es condición necesaria del mismo. Resultaría extraño, y mucho, ver que entre las prioridades de un político español estuviera algo que oliera a ciencia, aunque se puedan gastar el dinero en cúpulas extrañas y, digamoslo, ridículas. Sin embargo, y ante ello ya han clamado las oscurantistas organizaciones de rigor, una de las prioridades posibles, pues aún no se ha especificado del todo, de Obama guarda relación con la ciencia y con ella con el progreso: reabrir el estudio de las células madres en organismos públicos. Así, en unos momentos en que no en la investigación puntera pero sí en la opinión pública la ciencia, y con ella repetimos el ideal de la ilustración, en EEUU corre peligro, parece que Obama se ha lanzado a otra campaña: defenderla.

Y hay un último motivo sencillo y directo para alegrarse del triunfo de Obama. Es imposible que sea peor que Bush ni más inútil ni más criminal.

¿Hubiera votado por Obama? Está claro que no. Las diferencias ideológicas entre ambos son profundas. Pero, al menos, hay que reconocer que Obama merece un respeto, por ahora y lo puede perder, como político: al menos, dará gusto discutir, observen que no digo hablar, con él. Algo que resulta muy dificil señalar de alguno de nuestros políticos: tan insignificantes intelectualmente, tan ridículos políticamente y tan pobres culturalmente.


lunes, noviembre 10, 2008

NO-DO

La lengua del Tercer Reich sentimentaliza; eso siempre es peligroso.
Victor Kemplerer, La lengua del Tercer Reich. Barcelona, Ed. Minúscula, 2001, p. 59


En el telediario de la 1, el sábado 8 de noviembre de 2008.

jueves, noviembre 06, 2008

¿CRISIS DEL CAPITALISMO?/2: LIBERALISMO E IZQUIERDA

Hay un dato llamativo en la obra de Marx: la diferencia del inicio entre el Manifiesto Comunista (1848) y El Capital (1871). En el primero, Marx y Engels comienzan hablando de la lucha de clases; en el segundo, Marx inicia el libro por el análisis de la mercancía. ¿Por qué? La idea que se barrunta en Marx es absurda por arriesgada: el capitalismo es un sujeto. Es decir, no existen realidades que al unirse formen el capitalismo siendo este su resultado socioeconómico –la sociedad de clases, la propiedad privada, la explotación,…-, sino que el capitalismo es el que conforma cada fragmento de realidad. O dicho de otro modo: el capitalismo es la totalidad a priori. Pero este a priori no debe entenderse en sentido temporal sino como fundamento. Así, los elementos sociales solo adquieren sentido en tanto en cuanto son estudiados en referencia a esta totalidad. Por supuesto, los intereses fragmentarios permanecen e incluso deben ser explicados ciertos hechos concretos, ya políticos o ya sociales, de acuerdo a ellos -como hemos hecho aquí en referencia a determinados temas al hablar de las élites en los partidos políticos, la política lingüística o el cupo femenino- pero no se puede aplicar al análisis de la totalidad como tal. De esta forma, desde el capitalismo entendido como sistema, se puede dar sentido a los fragmentos que, a su vez, pueden explicar fenómenos aislados pero no puede ocurrir lo contrario pues los fragmentos nunca explicarán la totalidad. Se funciona necesariamente, al analizar los fenómenos de las sociedades capitalistas, por abstracción de lo general a lo particular y no por inducción: no es lo empírico lo real sino la fundamentación abstracta que ha llegado a ser.

Lo que distingue a la filosofía moderna -a partir de Descartes- de la filosofía antigua -la anterior y dejando al humanismo renacentista como intermedio- es, sin duda, la idea de sujeto. En la segunda -el mundo clásico y la edad media- el sujeto es meramente entendido como una realidad académica en la explicación del conocimiento: sujeto es el que conoce y objeto es lo conocido formando todo parte de una realidad que los trasciende ya sea la Physis -naturaleza- y su logos ya sea la creación y Dios. Así, el sujeto podrá tener una importancia en la teoría del conocimiento pero ninguna en la metafísica, el estudio de la realidad y su fundamento. Sin embargo, en la filosofía moderna, y paradójicamente en la propia teoría del conocimiento, aparece una tesis trasgresora: el pensamiento piensa ideas. Detrás de esta aparente evidencia tonta se esconde, sin embargo, un principio radical de escisión: el sujeto posee algo irreductible a la realidad circundante, su mente o su yo, que le hace ser distinto a todo lo demás pues su capacidad más radicalmente humana ya no le conecta con lo real sino consigo mismo. O dicho de otro modo, el sujeto se separa de la realidad al ensimismarse y su racionalidad ya no está en el logos o en Dios sino en su propio ser autoconsciente. Y el objeto, la realidad exterior, se presenta a su vez como algo que debe adaptarse a ese mismo pensamiento pasando a ser objeto de dominio. De esta forma, la Modernidad tuvo que reinventar todo el proceso racional del conocimiento -ciencia, ingeniería, política, economía, arte,...- pues debía reconstruir el mundo a su imagen y semejanza. Y la pieza clave era el sujeto.

El liberalismo es encantadoramente ingenuo. Tiene un cierto aire de cuento infantil que enternece. Según su teoría, la totalidad no es sino la suma de sus partes. Así, la realidad social se conforma en la suma de individualidades y sus acciones y por eso el máximo político es el contrato. Pero se trata de ideología. Efectivamente, la ingenuidad del liberalismo es no distinguir claramente entre ideal y realidad. Lo que presentó realmente el liberalismo fue un deber ser -cómo debía ser la sociedad: un lugar para el libre desenvolvimiento de los individuos- y no una explicación de la realidad existente. Así el liberalismo funcionó como ideal revolucionario y progresista en principio, y precisamente por su carga de ideal, pero, en cuanto las condiciones sociopolíticas cambiaron con la revolución industrial, el liberalismo se convirtió en ideológico al pretender que el ser, la sociedad capitalista aún ya en sus comienzos, era el deber ser, el lugar para la vida libre.

Pero sería ingenuo pensar que esto pilló por sorpresa a la propia teoría liberal. Efectivamente, el liberalismo llevaba en sí el germen del dominio en su asociación con el empirismo. Ciertamente la renuncia de este a la idea de sujeto como esencia, frente al racionalismo continental, permitía a aquel, al liberalismo, mantener las relaciones comerciales ajenas a los factores éticos cuando ya Kant había marcado que los seres humanos no podían ser tratados como medios. Así, si los individuos eran solo individuos -y no sujetos lo que implicaría que no podían ser medios para otra cosa como ganar dinero, por ejemplo- podían libremente entrar en el contrato mercantil. De esta forma, cuando el liberalismo se libró del sujeto, merced al empirismo, se libró de un problema.

La izquierda política, al principio, realizó una inteligente acción: diferenciar el programa de mínimos del programa de máximos. El segundo era el ideal, el primero era el conjunto de una serie de reformas encaminadas a cumplir ese ideal y que se exigían en un breve lapsus temporal debido a las ínfimas condiciones de existencia. Una de las prioridades de este programa mínimo eran las relaciones entre clases sociales y mejorar las condiciones de existencia de la clase trabajadora. El mejor ejemplo fue la lucha por la jornada de ocho horas: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y –lo más hermoso- ocho horas de educación. Para ello, hubo de presentar un discurso de corte empirista basado en la presencia de actores concretos y principales: capitalistas y trabajadores, pues la negociación exigía tal simplificación. Esta división, en un principio metodológica, tuvo éxito social, es decir, logró mejorar sustancialmente las condiciones de existencia, y ello le llevo a acabar tomando consideración filosófica absoluta: el capitalismo era el resultado de la acción de los capitalistas en su empeño en explotar a los trabajadores. Así, el análisis liberal, que se basaba en la suma de individualidades para dar sentido a la totalidad, pasó a la izquierda quien, supuestamente, estaba en contra del liberalismo. Todo el discurso izquierdista, desde la socialdemocracia hasta el marxismo-leninismo, acabó siendo empirismo liberal en el fondo: defensa de un análisis inductivo de la realidad y de que el capitalismo no era sino la unión de intereses de la clase empresarial frente a los intereses de los trabajadores. Todo, de esta forma, tenía una explicación elemental de la cual, paradójicamente, no se dudó, al tiempo que se iban profesionalizando partidos y sindicatos, a pesar de su simpleza: había unos malvados capitalistas -hoy son el FMI, el Banco mundial o las empresas multinacionales- que dominaban la realidad frente a las personas. Todo simple, todo evidente, todo ñoño. Pero superguay para la manifa que se podía reducir en un lema y que se hacía justo después de la jornada laboral, ahora sí de ocho horas, y ya nunca en día festivo pues se dedicaba ese día a descansar tras la obligada marcha de la noche nada educativa. La autoproclama izquierda -ahora sí autoproclamada y no cuando en el siglo XIX eran heróicos trabajadores, y esto hay que decirlo muy alto, que se jugaban la vida a pesar, o tal vez por ello en otra paradoja, su simpleza ideológica- había abandonado la filosofía para distinguir el mundo entre buenos y malos, entre, con un lenguaje entre ridículo y presuntamente directo, capital y trabajo. Daba igual que el capitalismo se hubiera convertido en algo diferente a su desarrollo decimonónico o que las condiciones reales exigieran una nueva reflexión. Igual que el liberalismo, el pensamiento de la autoproclamada izquierda mantenía un discurso que venía a simplificarse en que el capitalismo eran el conjunto de empresarios y sus instituciones que explotaban a los trabajadores. Y si el liberalismo resaultaba ideológico, la autoproclamada izquierda lo era, y lo es, también. Y con ello culpable.

Las simplezas funcionan bien y eso ya lo sabían los nazis. La gente está dispuesta a salir incluso a la calle en manifestación -siempre que no sea un día festivo, claro, y menos que haya puente- para luchar contra los malvados empresarios que identifican con su jefe. No se trata, por supuesto, de que su jefe o los empresarios sean inocentes, hay gentuza y hay buena gente aunque en la relación laboral abunden claramente los primeros, sino que la lucha contra el capitalismo no es eso. El barrunto de Marx, volvamos al principio, no era gratuito. La lucha de clases no era ya la clave del capitalismo -es decir: el capitalismo y su explotación habían superado su etapa infantil en la que era posible identificarlo con cierta clase social y con los empresarios o los ricos- sino la mercancía. El capitalismo, así, había superado la fase de ser un mero sistema económico.

Pero, entonces, ¿qué es el capitalismo?

miércoles, noviembre 05, 2008

UNA SOLA ANOTACIÓN SOBRE OBAMA

Que como cualquier persona sensata, me alegro por su elección.
Y ahora sigo escribiendo lo del capitalismo, que se complica.

domingo, noviembre 02, 2008

VIDA INTERIOR/14: MUERTOS

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará.Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.



DÍA DE DIFUNTOS

Una sepultura en el cementerio de la Almudena

y DÍA DE LAS ÁNIMAS


Otras sepulturas, en el mismo cementerio


El rumor es éste: Bartleby había sido un empleado subalterno en la Oficina de Cartas Muertas de Washington, del que fue bruscamente despedido por un cambio en la administración. Cuando pienso en este rumor, apenas puedo expresar la emoción que me embargó. ¡Cartas muertas!, ¿no se parece a hombres muertos? Concebid un hombre por naturaleza y por desdicha propenso a una pálida desesperanza. ¿Qué ejercicio puede aumentar esa desesperanza como el de manejar continuamente esas cartas muertas y clasificarlas para las llamas? Pues a carradas las queman todos los años. A veces, el pálido funcionario saca de los dobleces del papel un anillo -el dedo que iba destinado tal vez ya se corrompe en la tumba-; un billete de banco remitido en urgente caridad a quien ya no come, ni puede ya sentir hambre; perdón para quienes murieron desesperados; esperanza para los que murieron sin esperanza, buenas noticias para quienes murieron sofocados por insoportables calamidades. Con mensajes de vida, estas cartas se apresuran hacia la muerte.


¡Oh Bartleby! ¡Oh humanidad!



Herman Melville, Bartleby, el escribiente.

martes, octubre 28, 2008

EL RETRATO DEL ABUELO Y LA MEMORIA

La aristocracia pueblerina venida a menos y la pequeña burguesía de provincias suele colgar en el salón el retrato del abuelo. A veces, de su bisabuelo si la depauperación fue ya hace tiempo. Una vez perdida la capacidad de intervención efectiva sobre la sociedad, es esta una forma de consuelo ante una realidad que ya no contesta y a la que tampoco se critica. Y así, cuando se reúnen en ocasiones familiares acabarán siempre hablando de los heroicos actos de aquel antepasado mientras, afuera, la noche cae envolviendo todo en tinieblas.

La reciente moda de la memoria histórica ha dado un paso adelante en su significación emotivo-mítica -es decir: totalitaria- con el auto del juez Garzón. Fuera de los aspectos literalmente ridículos de dicho escrito, a cuyo paroxismo se llega al pedir el certificado de defunción de Franco y sus secuaces, lo interesante del mismo, y donde se delata el carácter totalitario, es, sin embargo, otras cosas en las que coincide plenamente con todo el proceso de la memoria histórica tan querido por la autoproclamada izquierda.

En primer lugar, provoca cuando menos sorpresa que en el proceso de la memoria histórica la finalidad no sea sacar a la luz pública el debate desde un análisis reflexivo sobre la guerra civil o recuperar para sus familiares y para la civilización, pues así es realmente, unos cadáveres, sino imponer desde estructuras estatales una cierta interpretación, por lo demás sesgada, de la historia. Efectivamente, el estado toma una potestad que en democracia no puede asumir como es la de la interpretación histórica y su imposición. No se trata de que un estado en democracia sea neutral, pues debe defender los valores constitucionales, sino de que no puede señalar la interpretación correcta de un hecho histórico pues ello sería ir contra la libertad de conciencia de sus ciudadanos. Un estado podrá legislar, para lo que le hubiera bastado un decreto concediendo ayubas para la exhumación y ordenando la retirada de símbolos, pero no marcar por ley modelos explicatorios de la historia. Pero, incluso, aquí la memoria histórica es manipuladora pues se trata de evitar la complejidad histórica del problema, que ahí sí se deja a los historiadores porque nadie los lee, y generar un modelo de explicación emotivo donde debe quedar claro quienes fueron los buenos, sin fisuras, y quienes los malos. Y como consecuencia se ordena quitar los nombres del sector que defendía los intereses de la oligarquía nacional -pues eso eran realmente los nacionales- pero se podrán mantener las estatuas y los centros denominados con cualquier nombre del bando republicano aun cuando dichos individuos tuvieran como ídolo y guía a Stalin.

La memoria histórica como contenido político tiene ese, sucio e inmoral, matiz sentimental de la pura identificación. De esta forma la amalgama de elementos políticos que lucharon contra los representantes de la oligarquía nacional, pues una mirada a la verdad histórica nos permitiría ver que no todos en el mismo bando lucharon por la misma República, se transforman en bloque en luchadores por la libertad. Da igual saber con certeza que ni anarquistas, comunistas o un importante sector de los socialistas tenían interés alguno por la libertad pues la función mítica del ritual nunca ha sido la verdad sino la identificación de la masa con los designios de la élite curandera. Y, así, y a imitación de lo realizado por la Iglesia Católica con sus mártires, auténtica maestra en cuestiones de manipulación, se busca la identificación plena de los propios cadáveres con la idea que esa oligarquía política con autoproclamación progresista necesita para su propia permanencia como tal élite. Efectivamente, para la susodicha institución religiosa todos son mártires al morir por causa de la fe y de esta forma, fuera cual fuera la verdadera causa de su muerte, todos consiguen un mismo rango independiente a su propia vida real –bondadosa o miserable-, que les hace a todos ser partícipes de la palma y acceder a la canonización en masa al tiempo que refuerzan la estructura de dominación: los justos con la gentuza cumpliendose así el puro totalitarismo de la indiferencia. Pues así en la memoria histórica ocurre igual. Todos sabemos que los asesinatos en uno y otro bando fueron provocados por causas diversas -políticas, de robo de tierras, por rencillas personales e incluso por puros errores- sin embargo, para la desmemoria historica todo se junta en esa rimbombante frase de luchadores por la democracia, frase que por cierto a más de uno de los que murieron le sonaría, y tal vez con razón y eso le honraría aún más si se puede, a ideología burguesa.

Pero, y tampoco desdeñable, es la idea, ya en el súmmum de ese proceso identitario, de la unilateralidad del crimen contra la humanidad que Garzón lleva a cabo en su auto: sólo es crimen contra la humanidad la represión de un bando. Efectivamente, no dudamos que la represión franquista fuera un crimen contra la humanidad pero lo interesante del auto es, tal vez fruto de un lapsus por la mala conciencia, la propia referencia al tema Paracuellos, por cierto no único ejemplo de la represión en el bando republicano. El juez señala el caso Paracuellos como un ejemplo de represión republicana para, a continuación, desligarse de él por haber sido ya juzgado. La idea legal parece brillante pero tiene un fallo de base: si el estado franquista era ilegítimo e ilegal, como lo era, resulta difícil que pudiera juzgar legítima y legalmente caso alguno. Con lo cual las víctimas de la represión republicana están esperando a su vez su propia memoria histórica. ¿Por qué no la tienen? Porque la tan cacareada memoria histórica no pretente tal, sino sólo rendir homenaje a la elucubración imaginaria que una oligarquía política ha decidido sobre un acontecimiento histórico. Unos poseen la esencia humana, y por eso hay crimen, y otros asesinados son el enemigo que carecía, en absoluto, de humanidad: están mejor represaliados. Y en eso se identifica el proceso de la memoria histórica con el Valle de los Caídos, caídos solo de un lado, siendo una vez más el dictador Franco el sucio precursor, pues no podía ser precursor de nada limpio, en el modelo. Es el mafioso uno de los nuestros llevado al extremo: solo lo nuestros fueron humanos. Negación de la vida individual, de la complejidad del problema, de la propia racionalidad. Y exaltación de lo mítico.

¿Qué es la memoria histórica? La memoria histórica es la sucia identificación emotiva que una oligarquía política y una autoproclamada izquierda ya sin discurso quieren hacer con un pasado que, en realidad, nunca existió. Se trata de generar una cómoda identificación con los nuestros, en realidad siempre los suyos ahora que ya han muerto, para, como en el caso del retrato del abuelito en las casa burguesas, olvidar la vacuidad de un pensamiento absolutamente desfasado con respecto al avance de lo real. Y así, mientras se ondea ñoñamente la bandera republicana o se lleva en la solapa, como diciendo públicamente lo subversivo, y con ello lo ridículo, que se es, se exhibe la identificación como último recurso de dicha subversión. Derrotado el pensamiento que busca la aristas, sólo quedan las emociones de peluche. Y la República se ha convertido en el gran peluche de la autoproclamada izquierda a la que en la noche, ya casi eterna, se abraza para olvidar lo que hay ahí fuera.

Puede que sea hermoso tener ideales.
Resulta necesario tener razonamientos.

domingo, octubre 26, 2008

VIDA INTERIOR/13: GRACIAS A LA VIDA

Es cierto, soy negativo.
Tienen razón aquellos que me critican. Nunca encuentro el lado positivo de la vida, solo busco la burla, el escarnio, el feroz análisis racionalista ante la belleza del sentimiento y la emoción.
Nunca dando graciasalavidaquemehadadotanto.
Malo, cínico, descreído.
Pero he cambiado.
He visto la luz.
Y ante las palabras de MI presidente de que MI país -¿ven como cambio?- debe estar en la cumbre de Washington como sea
actúo con presteza,
con alegría,
con esperanza,
con espíritu positivo,
con espíritu progresista,
viendo las cosas desde la izquierda transformadora.

Y cargado de emoción y sentimientos profundos sugiero: que vaya en patera.

jueves, octubre 23, 2008

DESCRIBIENDO LA REALIDAD

El titular del periódico:
UN OSO PARDO HIERE A UN CAZADOR

El hecho real:
UN OSO PARDO SE DEFIENDE.

La Hermenéutica (o sea, la interpretación pero lo de hermenéutica queda más fino):
SERÁ OSO, PERO NO GILIPOLLAS.

lunes, octubre 20, 2008

¿CRISIS DEL CAPITALISMO?/1

Son varios, no sé si muchos, los que están hablando de una crisis del capitalismo como sistema e incluso están firmando, prácticamente, su acta de defunción. Así, por ejemplo, la inefable página Rebelión, donde por cierto de vez en cuando hay estupendos artículos, ha situado una sección titulada El Capitalismo cruje, y en el blog de D. Ricardo se disfruta de los análisis de su reciente fichaje D. Lucien donde ya se llama, metafóricamente esperemos, a tomar el palacio de invierno. Incluso, la señora vicepresidente anuncia, con la solemnidad que la caracteriza, que el capitalismo sufrirá cambios. Así, existe la conciencia de una crisis del capitalismo e incluso hay una idea entre la autodenominada izquierda y autodenominada antisistema de que estamos ante una muestra de que el capitalismo no funciona. Lo asombroso, sin embargo, es que el propio análisis realizado para criticar al capitalismo demuestra, de forma palpable, el propio triunfo, ya tal vez absoluto, del capitalismo no solo como sistema económico sino como realidad totalitaria. Porque toda la crítica surge de la propia ideología capitalista.

Vayamos por partes.

¿Ha fracasado el capitalismo? Si vemos los últimos 35 años de historia, para poner una fecha contrastable y que guarde relación con la crisis del petróleo, observaremos asombrados que el capitalismo ha ido ganando mercado mundial, bastaría solo para comprobarlo contabilizar todo el blloque de influencia soviética reconquistado, y, al tiempo, ha ido aumentando eso que se llama nivel de vida de la gente. O diciéndolo en palabras llanas: el capitalismo ha generado más riqueza económica que ningún sistema anterior y ha mejorado las condiciones económicas de la gente de todo el mundo de una manera extraordinaria. O diciéndolo aún más simple: los datos son concluyentes y, sin llegar a acabarse, la pobreza extrema y la pobreza han cedido de forma significativa en el mundo en los últimos años. Por supuesto detrás de los datos está la miseria, pero no es cierto que cada vez haya más pobres sino al contrario. Y es más, los datos no son solo hacia el pasado, inapelables a pesar de que los regímenes comunistas nunca dieran datos fiables de sus propias realidades nacionales y por tanto la comparación se dificulte, sino que si se proyectan hacia el futuro, y con moderación, dan como resultados que en la actualidad hay más personas sobre la tierra viviendo con una situación económica nunca antes vista que en toda la historia anterior de la humanidad. O dicho de modo simple: el capitalismo es el sistema económico más exitoso de la historia. Y jamás, en toda la historia de la humanidad, más gente ha vivido bajo un único sistema económico. Y jamás, igualmente, tan bien. Por eso, resulta ridículo y falso pretender que el capitalismo genera pobreza cuando lo que genera, y no por bondad sino porque vive de ello, es riqueza y cada vez mayor. Al fin y al cabo, hay que engordar antes a la gallina para hacer buen caldo. O diciéndolo de modo más elucubrado: la explotación exige la riqueza.

¿Está el capitalismo en crisis? Cabría, en una primera ojeada, decir que sí, que claro. Pero sería confundir sistema con producción económica. E incluso es más. Sería confundir la crisis de un sistema de gestión llevado por una élite determinada para satisfacer sus intereses personales con una crisis estructural del sistema financiero. Lo que ha generado el panorama económico actual, es decir la crisis económica que no debe identificarse con crisis del capitalismo, es precisamente el empleo por parte de cierta oligarquía financiera de unas acciones de riesgo que han acabado como era previsible pero que, al tener dicha oligarquía su propia ganancia blindada, se podían permitir para maquillar sus resultados. Lo que ha entrado en crisis no ha sido, pues, la estructura esencial del capitalismo -la explotación de lo humano y la negación de éste como sujeto- y ni tan siquiera lo esencial de la estructura financiera, pues se está respondiendo a la crisis de forma financiera, sino un entramado financiero concreto basado en el riesgo permanente. La crisis financiera ha llegado a ser una realidad mundial porque, precisamente, esta misma ingeniería financiera concreta reconocía su riesgo y tendió a ocultarlo en otros paquetes que, a su vez, se sacaban al mercado. Y ahí se desencadenó el efecto dominó. Pero, ya para explicarlo clarito, la prueba concluyente de que no hay crisis del capitalismo es que la vida cotidiana apenas ha cambiado un ápice y los estados se pueden gastar auténticas fortunas en salvar a esa oligarquía financiera, luego explicamos la causa, sin, a su vez, entrar en quiebra. Es decir, todo acaba bien por acción del propio sistema que debería estar en crisis. Y el sistema en crisis se salva, menuda crisis por tanto, a sí mismo.

¿Pero no es esta crisis, sea cual sea su alcance, una demostración de la supremacía de lo público frente al capitalismo neoliberal? La diferencia entre lo público y lo privado ya no existe en el capitalismo actual, aunque exista a nivel de política para el control y la luchas de poder de unas oligarquías frente a otras y su proximidad o bien con la oligarquía industrial y financiera, sector privado, o bien con la élites funcionariales y cuasifuncionariales -que viven de las subvenciones- en el sectro público. Precisamente, habría que comenzar a analizar cómo el estado burgués, el anterior a la I Guerra Mundial, surgió como una forma de limitar el poder de la oligarquía financiera por parte de la propia burguesía no poseedora de riqueza económica y constituida en oligarquía política, hecho que fue aprovechado por el movimiento obrero para formar la socialdemocracia y a la que Marx puso tantos peros. Sin embargo, a partir de la I Guerra Mundial y especialmente con el fin de la Segunda, la diferencia público-privado va diluyéndose hasta situar lo público exclusivamente en una clase funcionaral y en los servicos gratuitos del estado del bienestar en los que, sin embargo y de forma paulatina independientemente del gobierno, la empresa privada puede conseguir pingües beneficios (en España, lo concertado en educación y seguridad y ya cada vez con más fuerza en sanidad). De esta forma, la diferencia público-privado ya solo interesa estructuralmente a los propios trabajadores de lo público, un funcionariado de auténticos privilegiados que nunca han movido un dedo por los demás trabajadores, mientras que en la realidad la batalla auténtica es por el beneficio económico que pueda reportar los servicos universales prestados a costa del estado. Así, la distinción público-privado resulta antigua y ridícula ante la realidad actual. Ideológicamente falsa -aunque, y de forma paradójica, socialmente relevante-.

¿Pero no es la intervención un triunfo de las políticas reguladoras frente al neoliberalismo?
Es esta otra de las mentiras de la crisis económica, pues presenta la idea de que el capitalismo es algo salvaje y dejado de la mano de Dios -que será invisible, imagino-. Si uno observa el panorama mundial de la economía a partir de la Segunda Guerra Mundial verá que existen multitud de organizaciones cuya única misión es, precisamente, la de regular el capitalismo. Así, por ejemplo, desde el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio o el proteccionismo y la subvención de la agricultura en EEUU y en la Unión Europea, resulta ingenuo pensar que el capitalismo es un mundo liberal. Incluso, en España por ejemplo, hay leyes que regulan el capital de riesgo con lo que resulta ingenuo pensar que todo ha ocurrido porque el capitalismo está fuera del control. De hecho la propia regulación es una necesidad de la oligarquía financiera que así se blinda no sólo privada sino públicamente. Nunca se hunde pues alguien le avala con el dinero de sus propias víctimas.

¿Pero, por qué intervienen entonces los gobiernos? Por dos motivos: uno, porque ellos mismos forman parte de la oligarquía que perdería posiciones de dejar llegar la cosa hasta el final que exigiría la propia lógica liberal; dos, porque si empieza un estado, y empezó Bush donde la devolución de favores a la oligarquía es mayor que en Europa por volumen de negocios, ningún país puede dejar ya de hacerlo pues implicaría marcar condiciones de pérdida desde la salida para su propia élite financiera aún nacional. Así, la salvación financiera no es del sistema, pues este no se reduce a oligarquías, sino de unas élites para otras.Y esto se ve muy bien en el caso español cuando el gobierno ha corrido a rescartar a la banca y a los parados inmigrantes, por ejemplo, les ha ofrecido echarles a casa. Gesto progresista sin duda.

¿Y España? En España ha sido lógico el proceso. Es cierto que el sistema financiero español es bastante sólido. Sin embargo, nuestro -bueno: suyo- sistema industrial se basa en la construcción y en servicios. Estos dos sectores son muy vulnerables a este tipo de crisis. El primero, la construcción, porque vive del crédito; el segundo, los servicios, porque se basa en los extras económicos del consumo. Así, la consecuencia de la crisis en España es el aumento vertiginoso del paro. Pero tranquilos, como en estos servicios trabajan muchos inmigrantes no pasa nada serio: se vuelven a su país mientras los sindicatos miran hacia otro lado.

¿Los sindicatos miran hacia otro lado? Algo muy sorpredente de todo esto es, precisamente, el silencio sindical De hecho, los sindicatos ni abren la boca. ¿Por qué? En primer lugar, porque gobierna el PSOE, que si gobernara el PP ya estarían vociferando –seamos sinceros-; en segundo lugar, causa objetiva, porque quienes van a perder de forma mayoritaria, proporcionalmente, su puesto de trabajo son inmigrantes y esos no importan para unos sindicatos convertidos en aparatos administrativos. De hecho, resultó vergonzoso que el pasado 7 de octubre se hiciera una marcha contra la jornada de 65 horas, que todos sabemos que nunca se aplicará, y sin embargo nada hayan dicho sobre el crecimiento del paro en España ni sobre que el gobierno, ni por supuesto el PP, hayan presentado una sola medida de apoyo económico extraordinaria para paliar la situación de los desempleados.

Pero, D. Enrique P. Mesa García, ¿no es esto una alabanza del capitalismo? Decía Marx que había que ser radicales: tomar las cosas desde su raíz. Quienes critican al capitalismo por la pobreza son, sin duda, bienintencionados, pero al tiempo poco críticos. El capitalismo genera riqueza porque la explotación integral de lo humano lo exige y por eso sin duda el capitalismo conducirá no solo a un mundo sin hambre sino con un nivel de vida extraordinario en cuanto a recursos económicos: ya lo ha hecho en varios países. Negar la evidencia de esto es ridículo. Porque la clave del capitalismo es la explotación, no la pobreza y a mayor riqueza, lógicamente, mayor explotación. Somos, creemos pues nunca uno puede estar seguro, radicalmente anticapitalistas pero, al tiempo, lo somos de una manera muy concreta. Y por eso este artículo tiene, o debería tener al menos, una segunda parte.

¿Y cómo acabamos? Como siempre buscando demostrar lo listos y brillantes que somos.
Era un chico asturiano. Futuro líder sin duda. Yo estaba allí, en aquel pobre partido comunista donde ya me habían advertido sobre mis veleidades pequeñoburguesas y filosóficas: muy criticón. No era el único avisado. Él se levantó y se hizo el silencio. Y nos contó que esta vez la crisis del capitalismo no era cíclica sino estructural. Que el capitalismo caía. El partido tenía buena relación con Rumanía, aún con Ceacescu, y con Corea del Norte, Kim Il Sung. Un escalofrío me recorrio la espalda: ¿para eso? Acababan los años ochenta del pasado siglo. Luego, los mismos que me juraban, ante mi estupor, que en el este de Europa tenían otros valores ingresaban en el PSOE.

domingo, octubre 12, 2008

ESPONTANEIDAD (y LOGSE)

La jerga del Tercer Reich sentimentaliza; eso siempre resulta sospechoso.
Victor Klemperer, La lengua del Tercer Reich, p. 59, Ed. Minúscula, Barcelona, 2007.

Según Álvaro Marchesi, uno de los padres de la reaccionaria LOGSE, los niños son mejores en "capacidad para buscar información, en nuevas tecnologías, idiomas, espontaneidad, trabajo en equipo...".

Espontaneidad…
¡Hombre, como mi perro!

miércoles, octubre 08, 2008

VIDA INTERIOR/12:
EN LA ENCRUCIJADA EXISTENCIAL

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará.Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

En la Escuela Oficial de Idiomas, para matricularse.

Cartel 1 y en la pared: Para matricularse pasen dentro de la Secretaría.
Cartel 2 y en la puerta de la secretaría: Solo personal autorizado.

lunes, octubre 06, 2008

DE CONFERENCIA

En esto que voy a dar una conferencia -bueno: algo así- y que se llama: del volksgeist al volkswagen.
En esto que trata de demostrar que hay una coherencia interna, que no una necesidad, entre la cultura alemana y el ascenso y triunfo del nazismo.
En esto que voy a comentar que lo genial de la idea nazi es compaginar el estado totalitario como sujeto, de tinte hegeliano matizado por la idea romántica del espíritu del pueblo (volksgeist), con la creación de individuos emocionales que renuncian precisamente a ser sujetos filosóficos, tinte romántico e irracionalista.
Y que es compaginar la máxima racionalización para el dominio con la máxima irracionalización en cada individuo dominado para sentirse feliz siendo cómplice.
Y en esto que me da por pensar que tal vez los nazis fueron precursores.
Y en esto que me pongo a escribir sobre el desarrollo del capitalismo como sujeto.
Y en esto que paro porque tengo que hacer las programaciones, ¿sirven de algo?, para el año siguiente.
Y en esto que hay que cambiar la de esa nueva materia que destruye la ética de 4º y que se denomina rimbombantemente Educación ético-cívica.
Y en esto que había un apartado de la ética antigua que se llamaba La racionalidad y la estructura de la vida moral. Y ahora un nuevo apartado que pretende referirse a lo mismo se llama Identidad y alteridad. Educación afectivo-emocional.
Y busco esperando que alguien se habrá quejado.
Y no veo al PP, ni a IU, ni al PSOE, ni a nacionalistas. Y no veo a nadie.
Y en esto que paro de pensar y me voy a la cama.
E imagino que mañana veré muchos volkswagens.

jueves, octubre 02, 2008

MÁS DE MEMORIA HISTÓRICA

En apenas tres meses estalla una crisis, ¡oh, caramba!, que nos pilla a todos de sorpresa.
95.000 antipatriotas pasan al paro.
Pero, la alegría que no falte.

Y ya lo sé, soy extraordinariamente de derechas. ¿Pues no ve que hablo del gobierno y no he citado aún al PP?
Y , encima, con sorna sobre la memoria histórica.
Pero, acudo a mi propio rescate: donde pone antipatriotas debe poner antipatriotas y antipatriotos.
Me siento mejor, mucho mejor.
Me acerco a la izquierda.
Uf, que alivio.

lunes, septiembre 29, 2008

VIDA INTERIOR/11: CASI EN LAS ESTRELLAS

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará.Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.


Escena final de Space cowboys, de Clint Eastwood


Los grandes poetas buscan dejar su nombre en la eternidad.
Mi nombre y el de Ethan Edwards, mi perro, ya están en Marte, a bordo de la nave Phoenix.
Ahora navegarán alrededor de la tierra, a bordo de la Glory.
Somos algo más vulgares.
Somos algo más fugaces.

jueves, septiembre 25, 2008

WALL-E Y EL ANHELO DE LO HUMANO

PIXAR, la productora estadounidense de dibujos animados, es, sin duda, el movimiento de estética cinematográfica más importante de los últimos años. La lista de sus películas -todas buenas, varias extraodinarias y alguna obra maestra- demuestran no solo un impresionante dominio técnico de lenguaje cinematográfico y en concreto de la animación, que es fundamental para la elaboración de sus obras, sino tambien, y mucho más importante, un extraordinario y ejemplar trabajo de directores y guionistas. Así, PIXAR retoma la idea de producción como algo unitario, una productora con unidad de estilo, y por ello se puede percibir que a todas sus obras hay algo que las une. Ahora Wall-e, su último estreno, pertenece a la categoría de obra maestra.

El anhelo de lo humano -entendiendo esto como el deseo de realización de un mundo justo y bueno para todas las personas donde poder desarrollar la vida emancipada y autónoma: el discurso ilustrado y moderno- como promesa que debería cumplirse –en el caso de Wall-e como promesa de amor al principio y construcción de un mundo nuevo después- es una constante en el cine de PIXAR. Así, en Toy Story se representa con la promesa de un posible cariño compartido, en Bichos la de un mundo sin abusos, en Monstruos SA, película con una de las escenas finales más hermosas que uno recuerda, la de la amistad entre el monstruo de armario y la niña que le confunde con un gatito y en Toy Story 2, seguramente uno de los filmes que mejor han expresado la muerte y obra maestra absoluta, la del recuerdo tras la muerte. Y este anhelo vuelve a repetirse en Wall-e de una forma ahora nueva: bajo la idea de los restos del naufragio.

La tarea inicial en la cual está embarcado Wall-e, un robot de prensado de basura en un futuro cercano, es inmensa y ya convertida en absurda: limpiar un planeta tierra convertido en un inmenso vertedero y de donde ha desaparecido la vida. Wall-e acude así cada mañana con su batería solar recargada a su misión y vuelve de noche a su refugio para guarecerse. Y allí convive con una cucaracha, último exponente de la vida sobre la tierra. Pero hay algo más: Wall-e guarda celosamente, y sin comprenderlos, objetos abandonados que encuentra entre la basura de lo que una vez fue la civilización: una bombilla, un sujetador, una joyero sin anillo, una planta -que jugará un papel fundamental en la historia-…, y entre ellos, su tesoro, la vieja cinta de vídeo de un musical que el robot contempla emocionado cada noche mientras sueña con cumplir sus escenas: escenas de convivencia feliz con otros semejantes, escenas de amor. Se trata, así, de su promesa de felicidad, ¿se dará alguna vez?, pero al tiempo de su realidad de desesperanza: Wall-e es el último superviviente. Y será también en esa cinta de vídeo vieja donde escuchemos por primera vez en la película la voz humana: otra promesa de lo que debería cumplirse y otra desesperanza de lo que no se da. Wall-e, con sus restos del naufragio y su ilusión de felicidad y amor, anhela lo humano.

Y es la idea de restos de naufragio esencial en esta película: la presencia sentimental de algo que una vez estuvo ahí como posible -la idea de civilización, de un estadio superior a lo que hay y que aquí se representa con esas escenas del musical- y que se ha perdido. Pero, a su vez, lejos de pedantear con diálogos pseudoprofundos y tediosas situaciones, que ya solo reflejan la autosatisfacción del público entendido convertido en élite y el guiño cómplice del director enterado, en Wall-e todo se resuelve con secuencias que en su aparente simplicidad señalan lo humano como objetivo. Así, esta idea de un pasado que reclama su cumplimiento se certifica tanto en la forma en que Eva, el femenino robot del que Wall-e se enamora, descubre su amor hacia el protagonista al rescatar de su memoria base los momentos pasados con él cuando ella estaba en standby, como en la manera en que el capitán de la nave va aprendiendo qué era la tierra, enlazando una palabra con otra en la búsqueda de la memoria de su ordenador, para luego tomar la decisión de volver. De esta forma, desde que apenas haya diálogos pero que sin embargo todo lo humano se pueda decir al repetir sus nombres Wall-e y Eva, hasta que el máximo deseo de Wall-e sea coger la mano de su amada -en estos tiempos en que no hay película sin sudorosa copulación gratuita- o que quienes ayuden al robot sean los androides deshauciados de la nave y condenados a desaparecer por no ser ya útiles, Wall -e va adquiriendo esa capacidad de provocar la máxima ternura y al tiempo la más absoluta de las tristezas: tan alejada y al tiempo tan cercana, en cuanto a promesa de una cultura, de nuestra realidad. La película se presenta, de esta forma, como una obra que juega con la tensión establecida entre una esperanza, el anhelo de amor del robot y el deseo final de los humanos de volver a la tierra para hacerla habitable, y una realidad que se enfrenta: un mundo real lleno de basura. Así, la película lejos de ser solamente una crítica ecológica, para lo cual siempre es mejor un discurso conceptual con razonamientos guiados por la causa y el efecto, trasciende ese concreto elemento, que también está presente, y va más allá en su comparación yt enfrentamiento con aquello que está fuera de la sala de proyección. Pues el mundo real, lejos de ser el lugar donde el anhelo humano de Wall-e se cumpliría, es el sitio para las peores pesadillas. Y así, en esa tensión entre el anhelo de humanidad y la realidad objetiva, Wall-e se dibuja como obra de arte.

El cine es un arte. Como tal, su discurso no es conceptual y su componente crítico no puede ser igual que el del discurso filosófico. Los discursos con argumentación racional se dan en libros de filosofías, las emociones verdaderas, pues hay verdad o falsedad en las emociones, en las películas transformadas en obra de arte. De hecho, todas las películas que han intentado coneeptualizarse acaban siendo o bien plomíferas o bien un ejercicio de pedanteria –como, por otra parte, le ha pasado en demasiadas ocasiones al arte moderno-. Nos guste o no, el arte juega con la emoción y por eso su verdad no se expresa de la misma manera que en el discurso filosófico. Pero al tiempo, esa emoción no está nunca exenta de un contenido de verdad y se transforma por ello en objetivamente verdadera u objetivamente falsa. En Wall-e se da, a través de sus imágenes, esa sensación de estar viendo una obra maestra del arte. Y esa sensación, como en el auténtico arte, no produce la mera satisfacción de un gozo estético que nos haga salir reconfortados del cine sino la confrontación con un mundo real que está lejos de ser tan sublime como las propias obras de arte que es capaz de producir. La ilusión que está en Wall-e, y que mueve las aventuras de ese robot, se convierte así en tristeza absoluta. Se marca la irremediable presencia de una promesa de felicidad que sin embargo deviene en triste: el mundo real, aquel que está fuera de la sala, mantiene impolutos sus bloques de basura pero, al tiempo, en él pervive como recuerdo, como aquella vieja cinta de vídeo que el robot ve cada noche y que constituye su sueño, la idea de que el mundo podría haber sido más humano: una esperanza compartida por Wall-e mientras su mano anhela ser cogida por alguien más.