martes, noviembre 29, 2005

¿QUÉ QUEDA DEL MARXISMO? /3

Para el marxismo -y cuando hablemos así nos referiremos a Marx y a ciertos autores que se podrían calificar como sus continuadores (la escuela de Francfort) pero no a los leninistas o los partidos comunistas, por ejemplo- el capitalismo es un sistema totalitario. Esto significa dos cosas: por un lado, es un sistema en cuanto no es una reunión azarosa de cosas sino una estructura que presenta elementos interrelacionados entre sí que responden a una misma finalidad independiente a sus intereses singulares. Por otro, es totalitaria en tanto los seres humanos, uno de sus elementos, no pueden conseguir su autonomía en él sino que lo que realmente importa es la supervivencia y reproducción del sistema como tal totalidad aún a costa del desarrollo de sus partes (y en este caso de las personas).
Así, ya tenemos la tesis: el sistema capitalista es totalitario y, por ello, impide, él mismo, el desarrollo de los seres humanos y, como consecuencia, allí estos no son libres. Pero, la tesis continúa: no sólo no son libres actualmente sino que es imposible que lo sean mientras siga existiendo el capitalismo. O diciéndolo de otra manera: el capitalismo no se puede reformar para que sea humano sino que siempre, de acuerdo al análisis marxista, será inhumano.
Pero, ¿por qué?
En primer lugar, y rápidamente, descartemos la pobreza. El capitalismo no va asociado, necesariamente, a la pobreza. De hecho, las cotas de riqueza en el desarrollo capitalista son impresionantes. No es eso. Hablar de los pobres es necesario, es evidente que los hay, pero se podría solucionar sin necesidad de cambiar el sistema.
En segundo lugar, descartemos la explotación de los trabajadores entendida como gasto de fuerza. El desarrollo tecnológico, que va unido necesariamente al capitalismo desde sus inicios, permite que el tiempo dedicado al trabajo disminuya e, igualmente, su intensidad. E incluso, ver el anterior punto, subir sus sueldos (pues, como ya analizaremos, el proio consumo es hoy producción).
Incluso, descartemos, ya lo dijimos en un artículo anterior, la destrucción de formas de vida tradicionales. Para el marxismo, y para mí, las denominadas “formas de vida tradicionales” son barbarie y celebramos su desaparición. De hecho, Marx tiene un excelente artículo, que yo también firmaría, en que plantea que la invasión y dominio inglés de la India sólo puede reportar beneficios para aquella pues no es cultura arrodillarse delante de las vacas (y repito: yo, que soy así, estoy totalmente de acuerdo).
Pero, ¿no será la destrucción del medioambiente? Pues tampoco. Para los marxistas la naturaleza es importante, como para cualquier persona sensata, y hay que ser respetuoso con ella. Pero esto es por motivos de sentido común: por una lado, no conviene acabar con lo que te perimite vivir,; por otro, no se debe ser cruel (pues la realidad, y aquí sí habría una diferencia con el capitalismo pero que ahora no nos atañe, no es meramente un recurso). La naturaleza nos permite sobrevivir y no es un problema cosustancial del capitalismo su destrucción, es decir: no va unido capitalismo a dicha explotación ciega de los recursos. Así, es posible reformar el capitalismo, y se hece y hará, apara proteger a la naturaleza.
Entonces, ¿por qué el capitalismo es totalitario? Pues, diríamos los marxistas, prque es incompatible per se, es decir de forma absoluta y sin posible reforma, con el sujeto. En el capitalismo puede haber personas, individuos, ciudadanos incluso, pero no pueden existir sujetos. Y ahora, si me lo permiten, viene una nueva pregunta que, además es doble: ¿y por qué es incompatible el capitalismo con los sujetos? Y aún es más, ¿qué es un sujeto?
Como ven, esto es más complicado que repetir consignas.

domingo, noviembre 27, 2005

EL ARTÍCULO DE SUSO DEL TORO Y ALGUNAS CONSIDERACIONES

Hoy sábado, en el diario El País, el escritor Suso del Toro publica un artículo. Nos lleva, el mismo, a la siguiente reflexión.

1.- Suso del Toro no sabe mitología.
Ese joven luchaba por su identidad. Recuerda a aquella otra historia del niño criado por pastores y que un día se echa al camino para conocer quién es; la titularon Edipo Rey.
Uno puede intentar que su artículo quede bonito, que es escritor de reconocido prestigio, pero para ello no es lícito falsear los mitos. Edipo no busca su identidad cuando echa a andar sino que huye del que él cree su hogar al haber visitado el oráculo de Delfos y haberle advertido este que mataría a su padre y tendría relaciones sexuales con su madre. De hecho, ver la tragedia de Sófocles, a Edipo le destruye el conocimiento de su identidad. Los ejemplos hay que cogerlos bien por si alguien los ha leído.

2.- Las revueltas de París no se deben a la identidad sino a la discriminación.
Y esos jóvenes franceses de origen árabe, ¿por qué luchan?(…) ¿Pero no luchan por su exclusión social, su marginación económica? Sí, claro, pero sobre todo luchan por existir, por su identidad.
La causa de los amotinados es que son discriminados, lo contaba ayer Goytisolo, no que quieran ser argelinos. Si quisieran ser argelinos lo tendrían fácil: volverse a Argelia. Quieren ser franceses, porque tienen derecho a ello, y no ser tratados, como hace Suso del Toro, como franceses de origen árabe. Porque son sólo franceses ya que eso señalan sus documentos. Igual que no hay españoles de origen sudamericano ni hay afroamericanos sino españoles o estadounidenses, respectivamente. Lo otro sería adimitir que hay ciudadanos de primera, franceses-franceses, y de segunda, franceses de origen árabe.

3.- ¿Qué significa que hay “personas tan distintas racial y antropológicamente”?
La integración de personas tan distintas racial y antropológicamente no es tarea fácil para ninguna sociedad.
No lo entiendo científicamente, en cuanto a especie: no sé qué es eso de racial. De hecho quien defiende la diferencia racial recibe el nombre, de forma correcta, de racista. Tampoco entiendo lo de antropológicamente pues que yo sepa antropología es el estudio del ser humano (en filosofía) y si no de sus costumbres. Si se trata de la segunda acepción es una perogrullada pues las costumbres claro que marcan diferencias pero accidentales y por ello bastantes superables (se cambian y punto). Si se trata de la segunda espero ansioso que nos ilumine porque pienso raro sobre el autor del artículo.

4.- Inconsecuencias en la lógica del discurso.
A ver. Expone que “Y no, definitivamente no es por dinero. Todos discutimos por dinero, unos reclaman y otros no quieren soltar, pero las discusiones por dinero, los negocios, se solventan negociando. Por lo que lucha Cataluña es por lo que todos, por su identidad.”
Es decir, todos luchan por la identidad (lo cual queda precioso y supera al malvado marxismo). Pero antes dice “Hoy, como ayer, este anticatalanismo obsceno es otra manifestación del nacionalismo de la "Una, grande y libre". Y en ese nacionalismo integrista se unen los intereses económicos más descarados”. Pues mire. O todos son bondadosos y luchan por algo tan espiritual como es la identidad (aunque Edipo no lo hiciera) o, al menos, algunos, luego no todos, son malos y luchan por intereses económicos (incluso podrían ser los políticos catalanes que apoyan el estatuto). Aclárese.

5.- Algo interesante.
Observen el artículo. Paulatinamente el sujeto acaba siendo Cataluña. Pero, ¿qué es Cataluña? No es solo que yo sea un marxista (que lo soy y encima malvado y sin identidad más allá de aquello de la Internacional) sino que me interesa ese paulatino desplazamiento de un discurso donde una idea abstracta, sin referente real, acaba realizando acciones como “luchar”, “optar” o “hacer”. Si uno lo piensa un poco, hasta da miedo.

6.- Ya lo decía el Caudillo. Si critican al gobierno español (que era el suyo) era debido a la vieja envidia mundial contra España (que también era suya).

viernes, noviembre 25, 2005

LA PREGUNTA DE LA SEMANA/8

Pongámonos en las fosas abisales de los océanos. A unos 5.000 o 11.000 metros de profundidad. El calor del sol no llega. Bien, la pregunta es: ¿por qué no está congelada el agua? ¿Qué hace que se mantenga a una temperatura constante, que creo es de unos 4º más o menos?

miércoles, noviembre 23, 2005

ESPERANZA AGUIRRE Y LA DIMISIÓN

Esperanza Aguirre hizo una declaración solemne.

"Si en dos años, después de llegar a la presidencia de la Comunidad de Madrid, algún madrileño tiene que esperar más de 30 días para ser operado, después de que el médico le prescriba la operación, yo dimito de la presidencia de la Comunidad de Madrid” (9-V-2003)

Y Esperanza Aguirre no ha cumplido.
Porque lo único que ha hecho ha sido una maniobra de ingeniosa y repugnante contabilidad en la cual, desdiciéndose sin vergüenza, ya no es cuando se le prescribe la operación sino, curioso, “después de que el último facultativo termine la última prueba” (2-VI-2005)

Es decir: Esperanza Aguirre mintió o antes o después. Y si mintió antes debe dimitir, pues expuso su cargo en una demostración de torpeza que, sin embargo, buscaba votos. Y si mintió después también debe hacerlo por embustera y moralmente repugnante.

Y puede que alguien esté pensando: ¿y los otros? Pues empecemos a dar razones y a pedir su dimisión. Porque no se trata de un problema partidista sino de algo más: higiene democrática.

Por lo tanto, y de forma simple, sin gritos ni nada de eso, pedimos que esta señora cumpla su palabra y dimita.
Que se vaya.

lunes, noviembre 21, 2005

EL NIÑATO DE GUTI

Hay cierta tendencia últimamente a ser un niñato. El niñato es un elemento social que se caracteriza por el capricho, la ausencia de responsabilidad, la demagogia, la falta de sacrificio y la capacidad permanente de una pseudocrítica parecida al bebé que llora: eso no me gusta. Es la rebeldía cómoda del pijo (que puede ser punki, macarra, heavy, rapero y demás: todos pijos) ante las personas normales y sensatas.

Guti, niñato, ha dicho:
“Sabemos que el equipo no ha estado a la altura, pero me duele, como madridista, que tu propia afición aplauda a nuestro gran rival».

Yo soy socio del Madrid desde hace treinta años. Y, me imagino, soy madridista. Pero soy madridista de los que pagan y Guti quizá lo sea, pero él cobra. Llevo treinta años pagando y yendo al fútbol y sólo a un niñato malcriado que no es nadie se le puede ocurrir, después de hacer el ridículo una vez más, criticar que yo, que pago mi entrada, aplauda a quien mejor juega al fútbol. Porque, Guti no lo entenderá ya que quizás no gasta su dinero en libros, yo voy al campo a ver jugar al fútbol y no a ver a un conjunto de estrellitas mirar pasar el balón y poner luego carita de “madridistas” mientras critican al socio y al aficionado que primero lo es, o lo debe ser, al fútbol y luego, a su club. Seguramente Guti, y como él otras estrellitas sobrevaloradas por un prensa deportiva que no sabe nada de fútbol y que se dedica a calentar, día tras día, la competición para vender basura que hace pasar por periódicos, crea que debo rendirme a su melenita y sus aires pijos. Y, seguramente, prefiera a los descerebrados de los ultras: sur, boixos nois o del frente.

Pero lo que el niñato Guti y los que son como como él nunca comprenderán es que el otro día los aficionados del Madrid, y podrían haber sido los del Barça, pues yo ya lo he visto. o los del Atleti, no hicimos algo heroico o extraordinario, sino normal como es aplaudir a quien hizo aquello por lo que fuimos, y vamos, al campo: jugar de verdad al fútbol. Y, por lo tanto, aplaudimos al Barcelona.

Guti, niñato pretencioso, repetimos que no lo entenderá. Pero al menos, y por una vez, he podido utilizar un campo de fútbol en clase como ejemplo de racionalidad.
Algo es algo.

domingo, noviembre 20, 2005

LOS BLOGS DE MIS ALUMNOS

“ Hoy es el día de san Crispín: el que sobreviva a este día y vuelva a casa sano y salvo, se elevará de puntillas cuando se nombre este día, engrandeciéndose ante el nombre de san Crispín. el que salga vivo de hoy y llegue a la vejez, todos los años, en la víspera de ese día, invitará a sus vecinos, y dirá: “mañana es san Crispín”; y luego se remangará y enseñará sus cicatrices. los viejos olvidan: todo quedará olvidado, pero él recordará, mejorándolas, las hazañas que hizo ese día. y entonces nuestros nombres serán familiares en su boca como palabras caseras: el rey enrique, Bedford, Exeter, Warwick, Talbot, Salisbury y Gloucester, todos seremos recordados de nuevo entre sus vasos rebosantes. este relato contarán los hombres buenos a su hijo: y jamás pasará el día de san Crispín, desde hoy hasta el fin del mundo, sin que seamos recordados en él nosotros pocos, felices pocos, grupo de hermanos; pues el que hoy vierta conmigo su sangre será mi hermano: por villano que sea, este día le hará de noble rango, y esos caballeros, que ahora duermen tranquilos en inglaterra, se sentirán malditos por no haber estado aquí y considerarán mísera su valentía cuando con ellos hable alguno de los que con nosotros estuvo el día de san Crispín “
Shakespeare, Enrique V. Acto cuarto, Escena III.


En este afán mío por extender la Ilustración, el pensamiento crítico, la educación, etc, etc, he pensado, con innovador carácter pedagógico, que, voluntariamente, mis alumnos de 4º de ESO y de 1º de Bachillerato se hicieran un blog o bitácora en Internet. Así que, tras ardua tarea, algunos se han decidido.
Helos aquí.

4º C DE ESO

JAVIER AYUSO TENA; MARÍA BARRENA URETA; DAVID CARMENA RUANO; ADRIÁN GALÁN ROMERO; ÁLVARO GARCÍA DE LA VILLA; IGNACIO GOTOR CARRASCO; TRISTÁN GONZÁLEZ MEYER; ESTEBAN GRANADOS TORRALBA; ÁLVARO GUIJARRO MANSO; MIGUEL ÁNGEL MARCHANTE FERNÁNDEZ; ANA MARTÍNEZ MOYA; ANA DEL MAZO TORRES; DAVID MONCÓ JIMÉNEZ; SERGIO MOYA ROMÁN; ADRIÁN MOZAS MONTERRUBIO; ALBERTO NIETO TOLEDO; ALBERTO PANTOJA GÓMEZ; LUIS CARLOS REQUENA GÓMEZ; JAVIER RODRÍGUEZ PELLEJERO; DELIA SÁNCHEZ MILLÁN; ALEJANDRO TORRES FERNÁNDEZ; DIEGO TORRES MARTÍN.

4º E DE ESO

JAVIER AGUDO FERNÁNDEZ; FERNANDO ALOS ALONSO; DANIEL GONZÁLEZ SIERRA.

4º F DE ESO

BÁRBARA ÁLVAREZ SALAMERO; CARLOS BAEZA PÉREZ; CAROLINA FLECHA ALFONSO; TAMARA GARCÍA ALARCÓN; SARA GARCÍA CUEVAS; AURORA GÓMEZ PLAZA; PAULA GÓMEZ PLAZA; MIREIA LÓPEZ HERNÁNDEZ; MARTA MÉNDEZ SANZ; SORIMA NAVES PARRA; MARÍA RUIZ DE MOLINA SIERRA; LAURA SÁNCHEZ CORRALO; CAROLINA SETIEN TEJO; SARA VICENTE GÓMEZ.

1º E DE BACHILLERATO

JORGE ALONSO MORALEDA; PABLO ARIAS VALLADARES; OSCAR CAMACHO GODOY; GUILLERMO GARCIA ESPINOSA; JESÚS GARCÍA URETA; ENRIQUE JIMÉNEZ NARRILLOS; VÍCTOR MACHO MIGUEL; IRENE MENDEZ DÍAZ; SIMÓN MEYER VALERO; ALEJANDRO QUESADA MARTÍNEZ; RUBÉN RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ; MIGUEL DE LA ROSA JIMÉNEZ; ADRIÁN TOMÉ LORENZO; FERNANDO VEGA FERNÁNDEZ.

miércoles, noviembre 16, 2005

"TRECE ENTRE MIL": LA MORAL IMPRESCINDIBLE


El cine español casi nunca se ha caracterizado, salvo excepciones y de ahí ese casi, por defender a las víctimas del terrorismo. Ni tan siquiera por -siendo un tema argumental, sólo veámoslo así, fríamente, de extraordinaria potencialidad narrativa- tratar el tema de aquellos que defendiendo la libertad viven amenazados y amedrentados en el País Vasco. O ya se han ido.

El cine español, sin embargo, políticamente, en la algarada, es muy activo. Sus creadores más famosos, en otras palabras: los mandarines de la industria cinematográfica española, tienen altos compromisos. No dudaron en demostrarlo en aquella entre patética y ridícula gala de los Goya en las que -a salvo y no como esos concejales del País Vasco de PP y PSOE, aunque ningún otro partido- decidieron, repetitiva, machaconamente, demostrar su “no a la guerra”. Igualmente, la cultura cinematográfica española, se lee: industria del cine español, corrió a hacer aquello de Hay motivo. Pero aquí, en el País Vasco, tal vez pensando que son gente vulgar la que muere, parecía no haberlo.

Y así, cada año, todos los años, un año detrás de otro, el cine español calló, y calla, cómplice con la persecución cuando ya sólo hay víctimas y verdugos, en el festival de Cine de San Sebastián. Porque ahí, y justo ahí, no es bueno mezclar cine y política. Se debe leer: negocio y moral.

Por eso extraña que se estrene, años haciéndola, la película trece entre mil. Y, seamos sinceros, no se trata de una obra maestra. Pero tiene la dignidad de esas obras hechas por la verdad y desde la libertad.

Porque frente a aquel otro documental que tanto apoyó la prensa progresista, para leer: un sector de la competencia dentro de la industria cultural, y que se llamaba La pelota vasca, trece entre mil, sin nacionalidad, sin pueblo, solo un número que marca el dolor, pertenece al campo de la verdad. Así, donde en aquella otra cinta el campo y el mundo agrícola, la autenticidad heideggeriana, era el entorno de los individuos, que se convertían así en “pueblo vasco-vasco” perdiendo su identidad personal, aquí, en trece entre mil, la entrevista es en el barrio y en el comedor, sentados en el sillón. Y donde alguien fue asesinado por ETA, y acallada su muerte por los cómplices, nos muestra la película que hay hoy contenedores de basura, mientras que en el ayuntamiento han hecho homenajes a los asesinos etarras; o, nos sigue mostrando en otra escena, hay una señora mayor, madre ya sin hija, que mira sin sentido, sin saber qué decir y entre paños de ganchillos pasados de moda seguramente el año en que aquella fue asesinada, a una cámara. En esos salones perdidos, aburridos, horteras incluso, uno solo es uno. Nada más y nada menos que uno. No vasco-vasco, ni tan siquiera, olvidados sus derechos, ciudadano. Solo, verdaderamente, uno. Y por eso su muerte lo es todo.
Ir a ver trece entre mil es un ejercicio moral. Pagar una entrada por ver trece entre mil es decir, y hay que decirlo siempre, que no olvidamos a las víctimas. Y con ello que no olvidamos a sus verdugos. Ni a sus cómplices.

Porque no es solo una cuestión de olvido, sino algo más: una cuestión moral. O, y diciéndolo con otras palabras, política.

domingo, noviembre 13, 2005

LA PREGUNTA DE LA SEMANA/7

Estaba viendo yo el último Redes y se me vino una pregunta a la cabeza. ¿Pueden los animales ser esquizofrénicos? Es decir, y perdón de antemano por la simplificación, ¿pueden los animales confundir absolutamente sus construcciones mentales puras (sin realidad exterior) con las reales (entendiendo por tales aquellas que proceden, al menos en su mayor parte, del exterior)? Porque si no, ¿no sería la esquizofrenia, y en general, quizá no lo sé, las enfermedades mentales un precio por el pensamiento simbólico y la abstracción?

viernes, noviembre 11, 2005

MANIFESTACIÓN EL 12: LA DERECHA Y LA EDUCACIÓN

El próximo día 12 de noviembre, diversas organizaciones (entre ellas muchas educativas y, por destacar alguna no educativa el PP o la propia Iglesia Católica), han convocado, o apoyado, una manifestación contra la LOE. Como nosotros estamos contra la LOE parecería normal que allí estuviéramos. Sin embargo, el motivo de este artículo es no sólo explicar mi ausencia por profundas discrepancias ideológicas sino criticar la propia causa de la manifestación.
La manifestación tiene, fuera de la retórica sobre el fracaso escolar que ambos bandos –aunque quizás solo sean uno- esgrimen, en realidad tres pilares básicos. El primero, la defensa del presunto derecho de los padres a decidir qué tipo de educación desean para sus hijos. La segunda, la justificación de la existencia de los centros concertados como un derecho. Y, la tercera, la defensa de la materia de religión.
¿Qué es el derecho de los padres para elegir la educación de sus hijos? Según los convocantes se trata de un derecho constitucional que implicaría, al menos, dos cosas: por un lado la LOE sería incosnstitucional y, por otro, los padres deberían tener esos derechos a los que se unirían los del punto 5 del manifiesto:
Primero veamos lo legal. No existe ningún artículo constitucional que garantice lo que los convocantes dicen. De hecho, se dice lo contrario. Así en el célebre artículo 27 el único derecho que se les reconoce a los padres es que el estado les garantizará (que no les dará o les facilitará materialmente) “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. “. Es decir, que el estado se encarga de garantizar, jurídicamente, este derecho pero no se compromete a prestarlo (cosa que sí ocurre, por ejemplo, con la educación que es “obligatoria y gratuita”). Pero encima, el estado sí da contenido a la propia educación y así señala que “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales“. Y al hacer esto, fijar el objetivo último de la educación, da por sentenciado que por encima de la libertad de los padres está la obligación del estado. O dicho en ejemplo: que si unos padres quisieran educar a su hijo fuera del respeto a la democracia el estado tiene potestad para impedirlo. Por tanto, constitucionalmente es falso lo que proclama la derecha.
Pero, no queremos caer en el error que ya hemos criticado sobre el debate del estatuto y limitar nuestro enfrentamiento a aspectos legales. Queremos ir a la política, a la moral social, para buscar demostrar que la derecha una vez más lo único que pretende defender aquí no es sino algo reprobable moralmente. ¿Qué buscan los manifestantes del día 12? Poder elegir centro. Es decir, tener libertad de elección de centro. Pero, ¿debe el estado dar ese derecho? La respuesta es tajante: no. La finalidad del estado no es defender el privilegio de la clase media de no mezclarse socialmente sino precisamente la contraria. Una sociedad democrática, y el estado es su garante, es la no discriminación y, paradójicamente, la elección de centro no es sino la discriminación del los alumnos socialmente desfavorecidos. Porque serán las clases medias las que busquen los colegios concertados y, al tiempo, estos buscarán a aquellas. Así, la elección de centro no es sino la defensa de la muralla social que se está abriendo entre las nuevas clases sociales desfavorecidas, los hijos de las personas sin estudios y los emigrantes, y la clase media y alta. Si hay un elemento, entre otros pero no menos importante, que marca la futura trayectoria escolar de los alumnos es la expectativa social de éstos que, fundamentalmente, procede de las familias. Sin embargo, el hecho de juntar a las mismas familias de entornos sociales desfavorecidos solo garantiza la continuidad de la discriminación social frente al proceso que podía ocurrir al mezclar a niños con expectativas sociales claras con niños de ambientes desfavorecidos y guiados, por supuesto, con un personal profesional en su labor (y no lo que ahora hay, en su mayoría, en la escuela pública). Y esta discriminación primera, precisamente, es lo que piden los padres al hablar de derecho a elegir centro. Por tanto, el estado debe actuar como garante último, del mismo modo que lo hace con la propiedad coartando la libertad de expoliarla con el aplauso de la derecha, de la educación como formación del ciudadano y no como privilegio del individuo.
Pero, siguiente punto, ¿tienen por tanto los centros concertados el derecho a existir? Pues la respuesta inmediata, y coincide con la verdadera, es no. Si la educación es un asunto de estado, como no se cansan de repetir los políticos de diverso signo, no se entiende que aquel lo deje, en clara dejación de funciones, a la empresa privada. Si la educación es tan importante no puede ser negocio (y la concertada lo es, y si no que le pregunten a su trabajadores sobreexplotados por cooperativas progres u órdenes religiosas de corte evangélico). Los colegios concertados deberían ser todos de titularidad pública y asumir, por el estado, sus plantillas pues su labor es demasiado importante para confundirla con el ilícito deseo, y ponemos ilícito pues somos de izquierdas, de hacer negocio con las personas.
¿Y la religión? Pues sencillo. El estado democrático no debe sustentar la superstición, aquellas creencias que, sin base racional alguna, no hace sino esclavizar a los hombres. La religión no podrá ser prohibida, en aras a una libertad de conciencia que ella misma no reconoce -pues iremos al infierno quienes neguemos a Dios, por ejemplo- pero lógicamente no deberá ser asumida como materia educativa por un estado democrático. Porque además se podría llegar a la idea de que si es así, ¿dónde se para? ¿Y la creencia en extraterrestre? ¿Y el animismo? No se trata por tanto de que no haya religiones más avanzadas intelectualmente que otras, que la hay, sino que la religión en sí misma no es más que superstición sofisticada (lo cual, visto lo que hay, tampoco es poco). Y el estado, que debe educar para la libertad, no pude adoctrinar en las creencias cuya base no son la razón sino la fe. Por eso, la religión debe estar fuera de la escuela, del mismo modo que lo debe estar cualquier creencia no basada en la racionalidad. Así, ante las presiones de la Iglesia no cabe la negociación ni el irse corriendo al Vaticano, no sabemos si para pedir perdón, sino la explicación racional: este es un estado democrático.
Pero, lo peor de todo, es que en realidad la LOE no es sino un texto de derechas (en cuanto a que tiende a preservar el status quo). Nada cambia en realidad con la ley pensada por este gobierno sin ideal (más allá del amor a la paz y todas esas cursis peroratas de su presidente) que lo único que hace es mantener el privilegio permanente de un funcionariado autosatisfecho, por una parte, y unas familias de clase media que no desean que su hijo se ensucie con los desheredados. O dicho de otro modo: una ley que en realidad, y lo verán ustedes, satisface a una sociedad de derechas.

domingo, noviembre 06, 2005

LA PREGUNTA DE LA SEMANA/6

La siguiente pregunta es sencilla, al menos aparentemente. Pero es algo que siempre me he preguntado: ¿infinito + uno es igual que infinito? ( o dicho, también creo, así: ¿∞+1= ∞ ?). Ruego explicaciones.

viernes, noviembre 04, 2005

8 DE NOVIEMBRE: HUELGA DE ESTUDIANTES

Las huelgas de estudiantes son ilegales. Peor aún, las huelgas de estudiantes son absurdas. Cuando los alumnos faltan a clase no sólo están tomándose un derecho que no poseen, el de huelga, sino que encima, como pretendemos explicar a continuación, están haciéndole el juego a aquellas condiciones de dominación, la sociedad tal y como está establecida, que pretendidamente critican con esa actividad de paro.

Comencemos analizando, brevemente pues consideramos que no es el tema principal, el problema de la legalidad o no de la huelga estudiantil. Según el artículo 28.2 de la Constitución los trabajadores tienen derecho a la huelga. Pero, los estudiantes no son trabajadores. Tampoco se les reconoce el derecho a la huelga en ninguno de los decretos sobre sus derechos y deberes (ni en el RD 732/1995, del Ministerio de Educación, ni, dentro del ámbito de las comunidades y como ejemplo, en el Decreto 136/2002 de la Comunidad de Madrid). Así pues, los alumnos no tienen derecho legal a la huelga.

Pero, ahora bien, alguien podría aducir que la ley puede ser ilegítima y que, por tanto, los estudiantes tienen el deber moral de hacer huelga para luchar contra un mundo injusto aunque esta actividad acabe resultando ilegal. Y aquí se entra en otro problema: por un lado, si una huelga de estudiantes es eficaz como forma de protesta; por otro, si es moralmente aceptable.

Las huelgas de estudiantes no son eficaces en absoluto. La finalidad última de la huelga es una postura de fuerza frente al empresario: el trabajador pierde, pues se le retira salario, pero el empresario también. Así, la huelga funciona como medida de presión: la parada de la producción amenaza con causar un perjuicio tan grande a la empresa que se debe proceder a negociar. De esta forma, la clave de la huelga es la de causar el máximo perjuicio posible a la otra parte, con el cuidado a su vez de que dicho perjuicio no recaiga sobre los propios trabajadores, y toda huelga que no lo cause está destinada a fracasar (pues el empresario no se verá obligado a negociar). Ahora bien, ¿a quién perjudica una huelga de estudiantes? Exclusivamente a los propios huelguistas: sólo ellos pierden. Ni los profesores, que seguimos lógicamente cobrando aunque los alumnos no vengan y encima ese día no trabajamos en el aula, ni la administración, que no sufre perjuicio alguno. Se trata así de una medida de presión donde curiosamente el único daño lo reciben los mismos huelguistas que pierden clase y, con ello, minimizan su formación. Y, por consiguiente, la única forma de protesta aparentemente efectiva, tomada a su vez como juego o pequeña gamberrada, se reduce así en la huelga estudiantil a la algarada callejera, cantar consignas ridículas y hacer ruido en lugar de aprender. Progresismo puro, indudablemente.

Pero, hay todavía algo más. El hecho de que los alumnos puedan hacer huelga sin recibir la más mínima sanción por esa falta injustificada, ¿qué instituto se atreve o se preocupa de sancionar?, va creando en ellos la idea perversa de que los derechos, y la huelga es un derecho pero es a su vez, en muchas ocasiones, un deber, son algo gratuito y que sirven no para el progreso social sino para el beneficio individual en su vertiente más rastrera. La huelga se convierte en no ir a clase, estar de peyas y, con ello, los alumnos aprenden algo terrible: que el derecho a la huelga es un juego. Así, paradójicamente, uno de los derechos que más sangre le ha costado al movimiento obrero se transforma en broma. Y poco a poco los alumnos van aprendiendo que todo es broma, que uno puede actuar como le dé la gana, que la acción política es puro cachondeo y, como conclusión, que la democracia no es nada.

Pero es que además las huelgas de estudiantes carecen de sentido. La escuela, que sería el lugar de aprender, de llegar a la cultura, se toma por parte de los propios alumnos como lugar de producción del cual hay que faltar para protestar. Es ahí donde se observa qué bien socializados, en cuanto a serviciales hacia la dominación social, están los alumnos. Estos asumen, de forma implícita, a través de la propia acción de la huelga, la división social del trabajo que les señala que estudiar forma parte de la misma. Es decir, nuestros alumnos sitúan la enseñanza como una parte de su vida dentro del engranaje social, algo que sirve, a través de su posterior uso, para disfrutar de la auténtica vida que identifican con el ocio, y no como algo propio e irrenunciable de su existencia. La enseñanza, como el trabajo alienado, se vive como impuesto y ajeno y por lo tanto se puede prescindir de ella para protestar. O dicho de otro modo: del mismo modo que el trabajador puede dejar de trabajar para adquirir mejoras en sus condiciones de vida, que de forma ideológica ve como la causa ultima que explica el porqué de su acción laboral, así el alumno puede dejar de aprender para adquirir otras cosas. La vida, o eso que llaman vida y que, en su forma de dominación actual, se identifica con el ocio, se impone sobre la educación y se acaba viendo a ésta sólo como un medio para conseguir un mejor puesto social.

Y es por este hecho por el que los alumnos, cuando protestan, no piden más horas de clase o que el instituto se comprometa a ser mejor. Tampoco piden que se les mejore el temario para saber más y buscar así no ser engañados por el sistema. Ni, mucho menos, un mayor compromiso de su propio centro escolar, es decir: de ellos mismos y sus profesores, con la Ilustración. De esta forma, lo que más daño haría, que cada joven fuera culto y capaz de hacer y hacerse preguntas comprometedoras, se desecha y se transforma todo en una masa aborregada predispuesta a repetir consignas que, por el sólo hecho de serlos, niegan su carácter progresista. Así, la cultura, como la base de la emancipación humana, se convierte en algo anecdótico, algo a lo que se puede dejar de lado para protestar porque en realidad los conocimientos sólo deben servir para conseguir un buen trabajo y luego un chalé, un perro, dos coches y uno, o dos, niños. Las protestas se transforman en un ritual social absurdo, en el cual los institutos se vacían para que la “juventud progresista y comprometida”, como dicen ahora los que recaudan votos, se vaya de peyas directamente, la mayoría, y la minoría, los manifestantes, se vaya de peyas progresistas.

¿Seguirá habiendo huelgas de estudiantes? Claro que sí. Y los institutos se vaciarán de alumnos, con la nueva y pseudoprogresista LOE ya casi de forma legal, mientras que los propios estudiantes se fuman las clases amparándose en el sufrimiento humano, los padres los miran de forma comprensiva porque su hijo es un idealista (¿sabría lo que significa eso un alumno hoy?¿pensarían lo mismo los padres si sus hijos escogieran sus estudios no investigando las estadísticas del paro sino siguiendo sus propios intereses? ) y el profesorado da gracias porque no hay “clientes” y así no tiene que dar clase.

Y en esto, y las huelgas son un síntoma más de ello, se ha convertido la educación: un inmenso entramado de intereses personales que en realidad responde a esa misma dominación que todos, siendo en verdad cómplices autosatisfechos de ella, dicen detestar.

martes, noviembre 01, 2005

IGUALDAD

Ha dicho el príncipe, de Asturias no el azul, que está en "la lógica de los tiempos" que su hijita pueda ser reina de España.
Ha dicho la presidenta del tribunal constitucional, siempre un paso más allá en demostrar la lealtad, que “La reforma [de la Constitución en la equiparación sucesoria], si se produjese, pondrá la Monarquía a la altura del tiempo".
Pero la cosa sigue.
La secretaria general de políticas de igualdad, ¡de igualdad!, ha señalado, no sé si eufórica: “El nacimiento de la heredera lleva el debate de la igualdad a la calle, a todos los aspectos de la vida social. Coloca la sucesión a la Corona al alcance de las mujeres” (de las mujeres, así en abstracto, atiendan) y luego, encima, añade: “Cualquier niña podrá verse reflejada en las altas esferas” (aunque para eso ya está la barbie princesa). Pero aun hay más, porque resulta que a esta señora le consuela lo siguiente: "A partir de ahora, dejarán de llamarnos la atención en la Convención para la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres (CEDAW en sus siglas en inglés), donde todos los años criticaban a España por la falta de coherencia entre el artículo 14 de la Constitución, que consagra la igualdad entre hombres y mujeres, y el 57, que da preferencia al varón en el orden sucesorio" (¿y a eso se dedica la CEDAW?, esperemos que no).
Y otra más.
Doña Rosa Peris, directora del Instituto de la mujer, dice que "el que la Infanta no vaya a tener ningún problema para ser reina hace normal lo que ya es normal en la sociedad" (¿es normal en la sociedad ser reinas?¿Conocen ustedes a alguna?)
Y, si fuera poco, llega la catedrática, que debe ser muy lista si es catedrática, de la universidad.
Así, doña Amelia Valcárcel, que es de ¡Filosofía Moral! ( de Filosofía y de Moral, las dos cosas a la vez, prepárense para el dicurso), señala que el cambio constitucional tendrá un “efecto ejemplificador”.
Pues eso.
Así se escribe la historia de la igualdad.
Unas princesas.
Otros, no.